HACIA LA FILOSOFÍA DESDE LA DIVERSIÓN Y HACIA LA DIVERSIÓN DESDE LA FILOSOFÍA
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Llego a casa. Estoy solo. Llaman a la puerta. Abro. Es el cartero y trae un paquete consigo. Me dice que ha llegado un paquete en mi nombre, y que en el paquete pone esta dirección. Firmo el papel de confirmación de entrega y cierro la puerta. Con el paquete en mi poder, lo abro. Claro, pienso que es para mí. Al abrirlos, escondido entre cientos y cientos de medidas de seguridad para evitar que se pueda romper, encuentro una joya (ya sea un reloj, una cadena, un anillo, una esclava, un pedrusco… lo que sea)
Lo primero que haría sería decir: ¿quién me ha mandado algo como esto?
Al mirar el remitente es una página web de subastas. Miro mi cuenta del banco por si a alguien de mi familia se le ha ido la cabeza y ha comprado algo así. Todo parece correcto, ningún gasto destacable.
Después de asumir que la joya ha llegado a mi casa, con mi nombre y apellidos por error y que no me ha costado nada de nada… la felicidad llamará a mi puerta.
De repente, sin aviso previo ni nada, me encuentro en el pasillo de mi casa, con una joya que puede valer una cantidad impensable de dinero entre mis manos. Estaría tan tan nervioso o emocionado, no lo sé, pero que tendría un millón de pensamiento en la cabeza.
Me puede llegar a solucionar la vida si lo administro de forma coherente y planificada el dinero, quitar de trabajar a mis padres sería un sueño, y bueno darles a todos una vida más desahogada..
Lo siguiente que haría es pensar en todo lo que haré y compraré cuando venda la joya (porque claro, ¿para que quiero yo un reloj de un valor inmenso, pudiendo tener la cantidad de dinero en efectivo? Un coche nuevo para mi hermana, un piso, bueno que digo de un piso, una mansión para mis padres, viajar, solo y con mi novia, regalarle el día más perfecto de su vida, móviles, ipads, ordenadores, televisiones, todo clase de electrodomésticos… en definitiva un millón de cosas, materiales, que disfrutaría como ninguno y que compartiría con los míos.
Por cierto, no iría pregonando por allí lo que me había sucedido está claro, vayamos a cagarla… Hombre se darían cuenta de que algo ha pasado, verme montado en el cochecillo de mis padres, y a la semana siguiente con mi Ferrari, pues hombre algo hay ahí. Pensaría muy bien el método para hacer vender la joya porque no es tan fácil y puede suponer problemas. Una opción sería llevarla al joyero, pero si empieza a realizar preguntas sobre la procedencia de tal joya y tal… pues hombre mejor ahorrarse el susto.
Lo más sensato sería venderla por Internet, en algunas páginas de subastas como ebay, o alguna por el estilo. Poner la joya en venta y esperar ver como aumenta la cifra de ceros con las pujas de los consumidores, y cuando vea una cantidad razonada y a la altura de mis expectativas, venderla, deshacerme del problema y tener unos cuantos de millones más
¿Me pararía a pensar en la persona que realmente compró la joya y que por un error la he recibido yo y no él quien es quien ha puesto la pasta? Hombre pues sí, menuda putada en verdad. Pero pienso, si una persona puede gastarse esa cantidad de millones de euros en una joya… no tiene que pasar por demasiados apuros económicos, una joya arriba otra abajo… casi lo mismo iba a ser, sin embargo a mi me solucionaba el futuro, tener esa cantidad de dinero guardada para mi futuro y mis futuros gastos, vivir de una formas más cómoda, yo y mi familia… hombre pues lo necesitamos más que el ricachón que va comprando joyas por Internet.
Seré un egoísta y un insensible pero eso es lo que opino. Quizás el destino fue quien puso ese fantástico paquete en la puerta de mi casa.
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