FILOSOFIESTA

HACIA LA FILOSOFÍA DESDE LA DIVERSIÓN Y HACIA LA DIVERSIÓN DESDE LA FILOSOFÍA

Un bosque imaginado poco a poco, paso a paso. Cierra los ojos y escucha el viento entre las ramas, huele el musgo sobre las rocas junto al río, presiente la humedad del aire, déjate deslumbrar por el rayo de sol que avisa entre las hojas. Camina, siente, mira, pasea, encuentra entradas imposibles, personajes fanmtásticos, comunícate.... aunque nada sea real, o tal vez todo lo sea de algún modo,

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Esta es una experiencia un tanto curiosa. Desde el primer momento que la escuche quise hacerla porque me resulto muy interesante y divertido. Supongo que será algo, como si fuera un cuento, mágico.
Abramos nuestra mente. Imagino…imagino que voy caminando entre altos bosques verdes iluminados por los rayos del sol. Es un bonito día caluroso y soleado, un buen día. Caminando, caminando, caminando, en el boque me voy adentrando (y sin haberlo deseado me ha salido un pareado! Jaj) con forme me voy adentrando voy descubriendo cosas nuevas, animales, personajes extraños, olores diferentes, con forme me voy mas me voy adentrando en las profundidades del bosque va habiendo cada vez mas y mas luz. Todo esto es como un cuento de hadas, como una película de barbie, como un sueño…
Por otro lado, comienza a entrarme el miedo, empieza a hacer mucho frio, me siento…me siento solo!! Siento que no merece la pena seguir aquí, que no vale la pena seguir luchando por esto, solo me apetece despejarme y relajarme, dejar los problemas pasar y olvidar lo demás (hoy estoy poeta, es por culpa de Fernando). Siento que necesito que la gente entienda mi situación para que me ayude a salir, las ramas y las espinas me empiezan a pinchar…es una situación muy angustiosa. Siento que me asfixio…
Después de una situación muy angustiosa siento poco a poco la templanza del principio de mi recorrido por este bosque. Poco a poco me voy recuperando del mal trago. Por donde voy caminando van creciendo flores de color violeta y rosas de distintos colores, sobre todo blancas, el color de la pureza. Siento que vivo un nuevo amanecer, poco a poco, con forme voy caminando y a la misma vez que crecen las flores va amaneciendo, los pajarillos también cantando, el calorcillo y la brisa de la mañana se funden un uno, el agua de las fuentes naturales se oye caer… ¡que bonita sensación! Los peces en el rio, dando saltos van, chapoteando los niños también están, en lo alto del cielo cometas se ven volar…
Siento que poco a poco me puedo elevar, ¡puedo volar! Me siento como un ave mas, me encuentro con plena libertad, mi sueño desde niña se ha hecho realidad. Es lo que todo el mundo desearía y yo aquí lo disfruto como el que más. El mal trago del principio se va compensando a medida que voy avanzando en este bosque tan inmenso y que veo al volar. No hay mal que por bien no venga, como quien dice. Me siento una persona muy afortunada al poder estar cumpliendo el sueño de muchas personas. Aquí solo se respira libertad, que bonito olor el de la libertad, muy difícil de explicar. Flores de lavanda y jazmín en un solo jardín. Un bonito bosque de olores y colores jamás imaginables, deseable de vivir. Sientes que el mundo por momentos es tuyo y de nadie más, que puedes hacer lo que quieras y que nadie se va a enterar…todo es felicidad.
Con mis manos voy apartando ramas de los lindos arboles mientras avanzo hasta la catarata que se ve allí al final.
Y allí al final, de entre la catarata un cuerpo se divisa desde mi mirada. Siento deseo por el, por conocerlo, por abrazarlo…hasta llegar a el. Para mi sorpresa… ¡es mi amor! Nos fundimos en un fuerte e inmenso abrazo y allí exploramos juntos el bonito bosque, recorriendo de la mano nos perdemos en las profundidades hasta un mundo inmejorable.
Esta experiencia me ha servido para poder saber lo que es volar con la imaginación y poder vivir una situación espectacular. Seguramente no todo el mundo se imaginara el bosque igual que yo lo imagino pero espero que esta experiencia le sirva para poder hacerse una idea más o menos cercana de lo que yo he sentido y así poder comprender como yo la he vivido y sentido.
Empiezo esta experiencia en el salón de mi casa, con música puesta de fondo, pero música tranquila que me ayude a relajarme. Cierro los ojos y pienso en un bosque. Lo primero que me viene a la mente es el bosque de la película Crepúsculo, donde Edward y Bella pasean.
Me encuentro en ese bosque, yo sola. La brisa acaricia mi cara, el silencio no es sepulcral, pues las hojas mecidas por el suave viento forman una música celestial, de paz y pureza. Un fino piar de pájaros acompaña a esta melodía tan singular. El olor es a fresco, a humedad, a tierra mojada. Hace fresco, y un escalofrío ha recorrido mi espalda al notar de verdad esa brisa.
Decido andar, adentrarme en el bosque y descubrir qué misterios se esconden en su interior. Como es el mismo que el de la película, me propongo encontrar el prado. Empiezo a andar hacia el norte, o al menos, lo que yo creo que es el norte. Algunas tímidas ramas, las más bajas, me acarician el rostro conforme avanzo, no a paso de tortuga, pero tampoco tengo prisa. Las hojas secas del suelo crujen a medida que avanzo, pero no hay solo hojas secas, sino también pequeños brotes de vida que florecen poco a poco, símbolo de que ha llegado la primavera, no solo al bosque, sino también a mi corazón.
Toco las cortezas de los árboles que voy dejando atrás a medida que avanzo. No sé si he cogido el camino adecuado, pero no me canso, me gusta andar, así que sigo con mi camino hacia delante. En los troncos que dejo atrás, se ven bichitos que corretean por entre el musgo que rota a causa de la humedad.
Entre los altos árboles, el sol deja caer sus rayos de luz, que a veces me deslumbran y otras me muestran el camino. En los rayos de luz, las motitas de polvo se ven caer lentamente, y a veces, mariposas revoletean a su alrededor. Avanzo, y siento el frío en mi interior (quizá porque tengo los pies congelados). Veo un claro al fondo, y creo divisar el prado que ando buscando, así que acelero el paso. Si, definitivamente es lo que quería encontrar. Llego y me tumbo en la cálida y a la vez fresca hierba, y paso la mano por entre las florecillas de colores que allí brotan. Las hay de todos los colores, incluso plateadas. El sol me da en la cara, pero no me molesta, no pega muy fuerte. Se respira un aire limpio y fresco, con un olor dulzón a flores y primavera. Sobre mi cabeza pasan las nubes algodonadas lentamente y bandadas de pájaros as adelantan, como en una carrera por ver quien llega más rápido. Antes de quedarme dormida sobre la hierba, oigo el suave correr de un riachuelo lejano y decido acercarme a beber agua, pues no me había dado cuenta de la inmensa sed que tenía.
Me incorporo y voy hacia la derecha, que es donde lo oigo, y al rato lo veo, un río de aguas tranquilas y cristalinas, por el que nadan pequeños peces de tonos rojizos. Bebo a pequeños sorbos y siento cómo el agua helada baja por mi garganta, llenándome de vida por dentro.
De repente, abro los ojos y vuelvo a la realidad. Ha sido tanta la paz interior que he sentido de saber que estaba yo sola en ese bosque imaginario que me hubiera gustado estar ahí de verdad. Quizá no sola, sino en compañía de alguien para poder estar más a gusto, pero sí que me gustaría poder escapar de la realidad y del estrés acumulado, poder sentarme en medio de la naturaleza y simplemente observar y sentir, sin tener que estar pensando en exámenes, trabajos, deberes ni nada de eso.
Para mi, la experiencia ha sido muy productiva, más de lo que había imaginado antes de comenzar a ponerla en práctica.
Esta experiencia es una de mis preferidas, pues consiguió relajarme en un momento en el que estaba bastante estresada por varias cosas. Pensé que como es bastante difícil concentrarse y dirigir tu mente en un pensamiento, una música lenta de fondo me ayudaría y así hice. Me tumbé en mi cama, y escuchando la música comencé a viajar. Me encontraba en un bosque donde había árboles altísimos y en mucha cantidad. Fui andando tranquilamente pasando entre ellos y a veces me paraba a escuchar el sonido de los pájaros o a tocar la rugosa textura de los troncos. Algunos árboles tenían gruesas raíces que sobresalían del suelo y las cuales tenía que ir saltando para no tropezarme. A pesar de que desde donde yo estaba no se podía ver bien el cielo por el espesor de las copas de los árboles, de vez en cuando lograba entrar un rayo de luz del sol y llegaba hasta el suelo. Siempre que encontraba alguno, me paraba y me ponía debajo de él para sentir la calidez del sol. Continué andando y de repente escuché el ruido del agua al correr. Pensé que sería un río que hubiera cerca y me entraron muchas ganas de llegar hasta él. Seguí caminando y por fin lo vi, un pequeño riachuelo que dividía el bosque en dos. Bajé hasta la orilla y metí la mano en el agua. Estaba muy fría pero aún así, me refrescó bastante. Luego, puesta de rodillas, me incliné hacia delante y vi mi reflejo en el agua. Nunca me había parado tanto tiempo a ver mi reflejo, y la verdad que me sorprendió. Me senté un momento en aquel maravilloso lugar y atendí a los sonidos de mi alrededor. Aparte de los pájaros y del agua, el resto era silencio, un silencio que logró calmarme y me relajó. Me quedé tumbada allí bastante tiempo, pensando en mi vida, en lo que estaba haciendo con ella, en si era feliz y en muchas cosas más. Pensé en mi familia, mi querida familia, la que me dio la vida y la que me educó y me había hecho tal y como soy ahora, pensé en mis hermanos, con los que tantas veces me he peleado y luego he compartido risas y juegos, pensé en mis amigos, los que siempre han estado ahí para apoyarme y que nunca me han abandonado… Pensé también en mis estudios, en si estaba haciendo lo correcto y si estaba segura de lo que iba a estudiar. Estuve mucho rato pensando y reflexionando acerca de varios aspectos de mi vida, hasta que me levanté de nuevo y decidí seguir caminando. Ahora tenía mas fuerzas que antes y mis pasos eran más decididos, como si el momento de reflexión me hubiera dado confianza y seguridad en mi misma. Quería pasar al otro lado del río pero no sabía como hacerlo. Pensé en rendirme y en dar la vuelta, pero entonces vi unas piedras bastante seguras que había colocadas en el agua y sin pensarlo dos veces, crucé una a una y llegué a la otra orilla. Había conseguido mi objetivo a pesar de la tentación de rendirme. Seguí caminando y vi a lo lejos bastante luz, pues el bosque se acababa y había un claro. Anduve deprisa, teniendo siempre cuidado con las raíces para no caerme, y por fin llegué a ese maravilloso lugar. Era un prado verde lleno de flores de todos los colores. Empecé a correr y me sentí muy libre, sin nada por lo que preocuparme. Llegué hasta el centro del prado y miré a mí alrededor. Por todos lados había árboles y más árboles, excepto donde yo estaba. Me tumbé de nuevo y esta vez, miré hacia el cielo. Estaba completamente azul y el sol brillaba como nunca. Me transmitía calor pero a la misma vez, una suave brisa me refrescaba. Observé las nubes, había de todos los tamaños y formas posibles. Era como estar en un pequeño paraíso, y pensando en esto, me dormí completamente.
Ahora voy a imaginarme de forma tranquila y relajada,que voy a empezar a caminar por un bosque que hay al lado de la ciudad dónde yo vivo.Ese bosque voy a ir explorandolo poco a poco, no conozco nada de él, para mí todo es desconocido.Comienza mi recorrido y le voy a pedir ayuda a una amiga mia porque sola no tengo ganas de hacerlo, me dá miedo a lo desconocido.Llamo a mi amiga por teléfono y le pido que si acepta venir conmigo a dar un paseo por el bosque, y ella me dice que està de acuerdo y que dentro de una media hora viene por mi casa.Mientras yo preparo los bocadillos y los refrescos, pues seguro que vamos a estar todo el dia y de mucho andar nos va a dar hambre.Todo preparado y mi amiga llama a la puerta y nos vamos para dicho lugar.Aparentemente se vé un lugar tranquilo,a la entrada se observa que hay mucha vegetación y agua y también no está muy cuidado pues hay muchas piedras por el camino y muchas zarzas y hay que tener cuidado para no caernos.A medida que nos vamos adentrando vemos como poco a poco vamos cambiándo la imagen del principio, en esta zona encontramos un riachuelo,dónde se ven unos patos bañandose y vemos como el agua va corriéndo por él en este lugar decidimos pararnos un poco porque nos encontramos cansados, en aquel lugar nos lavamos las caras del sudor para refrescarnos y comimos un poco pues ya estabamos cansadas de tanto andar.Después de descansar una media hora decidimos continuar y cual fue nuestra sorpresa que llegamos a un lugar dónde había muchas flores, flores de todos los colores que perfumaban aquel ambiente y alrededor de aquellas flores se veian gran cantidad de pájaros revoloteando, aquello parecía un paraiso , daba la sensación de paz y de tranquilidad y allí denuevo decidimos descansar y saborear el ambiente.Pero por aquellos lugares no habiamos tenido la suerte de encontrar a nadie.Todo era un poco extraño, ese lugar daba la sensación de que era un paraiso , parecia un paraiso encantado, era fabuloso, algo que no se puede describir bien.Bueno cuándo en aquel lugar descansamos un poco decidimos avanzar, pera aquí si llegamos a un lugar un poco complicado , muy rocoso, con dificultad para caminar, esto parecía una selva pues había animales de todas las especies, entre ellos había algunas víboras venenosas que ensuciaban el ambiénte, nosotros asustadas decidimos coger un palo por si algún animal se metia con nosotros y pegarle.Pero estos animales a pesar de su salvajismo no nos hacían nada nos dejaban pasar a su lado , solo nos miraban como desconocidas que invadiamos el lugar de dónde ellos vivian.Pero gracias a dios esto fue todo .Alijeramos un poco y pasamos de aquel lugar y llegamos a otro dónde se veia a lo lejos unas casas de piedra que parecian estar habitadas, estas se encontraban rodeadas de mucho verde y es por ello que pensamos que en aquel lugar podia vivir alguien.A si que decidimos continuar el recorrido y cuándo ya estabamos cerca vemos,como hay un perro vigilando las casas y de pronto empieza a ladrar, salen sus dueños sorprendidos por vernos caminar por allí , nos llamaron para que fueramos a su casa pues por aquel lugar según decía este matrimonio no pasaba nadie, ellos convivian solo con la vegetación y los animales de la zona y sobrevivian de lo que ellos sembraban.Tenían muchos animales para luego consumir para la alimentación.Nos sentamos en aquel lugar y charlamos con esta familia, era un lugar encantador, convivimos un rato con esta familia y nos sacó un poco para comer, gente humilde, sencilla sin maldad con ganas de luchar y de vivir.Cambiamos un rato impresiones y nos dijeron que no siguieramos más hacia el fondo , por que aquellos lugares ni ellos habían estado eran zonas peligrosas , en los que había animales que nos podían devorar, y decidimos desde allí cuándo descansamos regresar para nuestra casa antes de que fuera hacerse de noche y de esta forma lo hicimos.Fué un día bonito, fue una experiéncia que la voy a recordar siempre.Cuándo llegamos a casa pues contamos a mis padres y al resto de la familia dónde habiamos ido , y la verdad que a mis padres no le gustó mucho por que dicen que había peligro y si nos hubiese pasado algo a quien ibamos a recurrir. A si que otra vez cuándo tome otra decisión pues contaré con la opinión de mis padres pues nunca ellos creian que iba a ir a aquel lugar tan alejado .
Bueno, esto lo hemos hecho todas las personas alguna vez en nuestra vida. Lo normal de cuando quieren que alguna persona se relaje, lo principal es pedirle que se ponga lo más cómodo que pueda. Luego, que poco a poco valla cerrando los ojos y valla dejando la mente en blanco, sin pensar en absolutamente nada. Luego, que cojan mucho aire, y que lo expiren, que vuelvan a expirar y que lo expiren, así sucesivamente.
Luego, te adentran en el sitio donde más te gusta. Donde te sientes relajado, a gusto, bien contigo misma.
Bueno, pues yo he decidido crear un pequeño mundo en el que cuando lo necesito, puedo alejarme de la realidad, y protegerme de manera segura allí.
Es un bosque estupendo. Tiene mucho verde. No hay nada por alrededor de el, ni casas, ni carreteras, ni coches… Solo estoy yo, y los miles de animales que recorren el camino junto a mí. Es todo tan bonito.
En él, puedo llorar, que nadie nunca se enterara. Nadie podrá saber como me siento cuando estoy allí dentro. Nadie sabrá nunca el motivo de mi llanto. Nadie sabrá si necesito consuelo o no.
En él, puedo reírme y no tener que dar explicaciones a nadie de por qué lo hago.
El él me siento diferente. Me siento segura. Me siento protegida por algo especial. Algo que cuida de mí a cada paso que doy. Siento que nadie puede hacerme daño. Que ahí soy como yo quiero ser de verdad, que soy la mejor persona que puede pisar ese bosque, que soy una persona buena.
El él, cuido a los animales que hay por allí. Les doy de comer, los lavo… En este bosque, puedo hablar con esos animales. Representan mi conciencia. Ellos son las “personas” que realmente me quieren, y que no me hacen daño por nada del mundo. Estos animales, en este bosque, son mis confidentes, mis ayudantes.
Yo les cuento todo lo que fuera de ese maravilloso bosque me pasa. Les cuento como se comporta la gente conmigo. Les cuento lo que las cosas me pueden llegar a doler. También les cuento lo bueno y lo bonito que es, el vivir en “dos mundos” tan diferentes. Les cuento que fuera del bosque, la gente que hay mi alrededor, si que me hace daño. Que no son como ellos. Son personas de verdad, y la mayoría crueles, aunque sin darse cuenta.
También les cuento lo que hago en el día a día. Les cuento lo que hago con mis amigos. Lo que hablamos o lo que nos reímos. Les cuento lo que pasa en mi vida de fuera, y ¿sabes lo que ellos me dicen?, que tengo mucha suerte. Que mas quisieran ellos tener la vida que yo puedo llegar a tener. Ellos desearían ser personas de verdad, y poder tener en la vida todo lo que tengo yo.
Ellos, me dicen que soy un chico afortunado. Que, a lo mejor no me doy cuenta, pero eso de tener capacidad para habitar en “dos mundos” lo tienen muy pocas personas. Me dicen que tengo muchísima suerte por poder tener un refugio donde resguardarme, pero que nunca tengo que olvidar que es solo eso, un refugio donde poder resguardarme. Que no lo confunda con mi mundo de verdad. Ellos me dicen que yo soy afortunada por tener las amistades que tengo fuera del bosque, y que por mucho que me sienta mal algunas veces, siempre tengo que seguir adelante y tener una sonrisa en la boca.

La verdad que en este bosque me encuentro muy bien. Es como si estuviera creado para mí, a la perfección, cuidando cada milímetro de las cosas que a mí me gustan y que más quiero. Pero un fallo si que tiene este mundo, y eso, los animales me lo recuerdan, y es que en este mundo estoy sola. Aunque si que existan los animales, ellos no son persona reales, y allí soy el único habitante.
Es el fallo que mi pequeño, pero confortable bosque, tiene. Siempre estoy sola. No tengo una persona real al que decirle cosas. Es como un mundo en el que la soledad es lo primero (en lo que a personas concierna). Es un mundo, en donde el estar con otra persona a tu lado, no es valido.
Por eso mi mundo es solo una distracción en mi vida real.
Este mundo es precioso, como ya he dicho antes. Todo verde, sin más ruido que el del agua de un río, el de los pájaros cantando, el viento soplando… es fantástico. Pero no es real.
La última cosa que recuerdo que los animales me dijeron, fue que yo tenía que saber llevar mis amistades. Que no me deprimiera por nada, y que tuviera una sonrisa para los demás por más que quisiera llorar. Me dieron fuerza, y luego… volví a la realidad.
Lo primero de todo, he decidido hacer esta experiencia porque me parece que se puede dar una gran soltura a la imaginación y porque mientras hacía esta experiencia me sentí totalmente calmada y tranquila, como si no existiese nada a mi alrededor.
Tras un largo rato de paseo por una carretera por donde no estaba pasando casi nadie, encontré a la izquierda un camino de tierra muy oscura y me decidí a ir por él. Poco a poco iba bajando la temperatura un poco pero lo justo para que no hiciese calor. Tras unos minutos andando me fue encontrando algunos árboles a los lados del caminillo como si formaran un pasillo. Eran muy altos por lo que sólo dejaban entrar algunos rayos de sol; además tenían toda una gama de verdes, desde el más oscuro que haya podido ver hasta el verde más suave. A medida que avanzaba por ese camino empezaba a observar una gran senda llena de estos árboles maravillosos. Donde comenzaba a aparecer esta masa de árboles el camino se acababa para dar paso a un gran bosque. A pesar de que el pasillo que formaban los árboles se había acabado yo seguí mi camino. No pude resistirme a tocar uno de estos árboles que tenían una corteza muy suave, que fue algo que me sorprendió muchísimo. A los pies de éstos, algunas de sus raíces sobresalían de la tierra y estaban cubiertas por un musgo verdoso y amarillento. Conforme avanzaba un poco más iba escuchando a unos pájaros cantar y el sonido del agua caer. Al oír el agua me extrañé y tuve la curiosidad de saber de dónde venía ese sonido. Seguí andando guiada por el sonido del agua. Poco a poco los árboles iban dejando paso hasta llegar a una gran cascada y un hermoso lago. Me quedé allí parada sorprendida por este magnífico paisaje que tenía delante de mí. No había mucha altura hasta abajo así que no me lo pensé dos veces y decidida me tiré al lago desde lo alto de aquella cascada. El agua estaba genial: era totalmente cristalina y no estaba muy fría. Estar allí era tan relajante…lo único que se escuchaba era el cantar de los pájaros y el sonido de la cascada al caer el agua. Me quedé un rato nadando en aquel lago maravilloso y lleno de encanto. Poco después salí por la parte de abajo y me quedé allí tumbada en la hierba bajo los rayos de sol. Aquel lugar era mágico, tenía algo que le hacía único. Me incorporé y miré más allá del lago y los árboles volvían a aparecer. Entonces me adentré en aquellos árboles y me di cuenta de que el suelo iba llenándose de flores violetas y blancas con tonos amarillos y de repente me vi en una explanada llena de esas flores y otras preciosas y en medio de este lugar había un gran árbol. Su tronco era muy ancho y como los otros árboles, sus raíces sobresalían de la tierra. Fui allí a sentarme en esas raíces y allí me quede contemplando ese magnífico lugar que me envolvía por completo.

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