Para poder responder a esta pregunta deberíamos reflexionar sobre el patriotismo, para ello he acudido a laStandford Encyclopedia of Philosophy. Allí se presentan distintos tipos de patriotismo en función de su estatus moral. Y esto es lo que realmente nos importa, porque al asumir que el Capi es un patriota que sólo le importa su país estamos asumiendo que sólo tiene preocupaciones morales hacia su país y sus compatriotas. Voy a resumir tres de las posturas que aparecen en la Enciclopedia que nos van a ser útiles a la hora de averiguar que patriotismo practica el Capitán América.
Patriotismo extremo
El que mejor ha resumido este tipo de patriotismo ha sido Maquiavelo que en sus Diálogos llegó a escribir:
Cuando la seguridad de tu propio país depende por completo de la decisión que hay que tomar, no se debe prestar atención a la justicia o a la injusticia, a la bondad o la crueldad, o si es encomiable o ignominiosoEs decir, el patriotismo extremo es un "con mi país ya esté en lo correcto o no", obviamente apoyar un país independientemente de si está haciendo lo correcto o no, lo justo o lo injusto etc. no puede ser éticamente permisible.
Patriotismo fuerte
En este caso no se trata de un apoyo ciego y total al país. En este caso el patriota puede no apoyar a su gobierno o las políticas de éste, si considera que se alejan de su nación concebida como el proyecto que se supone que tiene que ser su país.
El filósofo MacIntyre defiende este tipo de patriotismo como la piedra angular de la fuente de moralidad. Para MacIntyre la moralidad siempre es la moralidad de una determinada comunidad, sólo podemos ser y crecer como agentes morales dentro de la comunidad, de ahí que debamos tener ese apego, apoyo etc. a la comunidad.
En principio este patriotismo fuerte parece perder el carácter irracional que tiene el patriotismo extremo, no obstante siguen surgiendo inconvenientes y dificultades. Entender el país como un proyecto ¿el proyecto de quien? ¿Quién define ese proyecto? En cuanto a la necesidad de la comunidad para poder ser un agente moral, aunque fuera cierto, no implica una justificación del patriotismo como fuente para el comportamiento moral. Esa comunidad bien podría ser, tu familia, o tu iglesia etc. no tiene porque ser necesariamente tu país.
No obstante, el patriotismo fuerte sigue presentando un componente ciertamente irracional. Según MacIntyre sigue habiendo intereses del país que deben estar más allá del escrutinio crítico. Por lo tanto, aunque en un principio se admite la crítica, al mismo tiempo se afirma que para determinados intereses del país la crítica o disentimiento no son permisibles. Por ejemplo, MacIntyre llega a decir que se debería apoyar los proyectos del país a pesar de que vayan en detrimento de la humanidad, siempre y cuando al mismo tiempo esos proyectos sean lo mejor para el país. Así pues, este patriotismo va en contra de principios como la justicia universal o la solidaridad humana, lo cual éticamente lo sitúa junto al patriotismo extremo.
Estos dos tipos de patriotismo son ciertamente peligrosos y fuente de conflictos. El filosofo Bertrand Russell reflexionó sobre estos patriotismos aunque él no los etiquetó como lo hemos hecho nosotros. Russell llegaba a relacionar la existencia de este patriotismo con el adoctrinamiento que se hace a través de la educación.
Las raíces del sentimiento patriótico son en parte geográficas, y en parte biológicas. Pero este sentimiento primitivo no es, en sí mismo, político o económico. Es un sentimiento hacia el propio país, no contra otros países. Sin embargo, es difícil encontrarlo en su forma primitiva, excepto quizás entre los que viven en un medio rural y apenas han viajado. El hombre de las ciudades, que cambia frecuentemente de domicilio y que no posee ni un palmo de tierra que pueda considerar suyo, siente menos ese primitivo patriotismo que el terrateniente o el campesino. En cambio, el hombre urbano tiene un sentimiento muy artificial, producto en gran parte de su educación y de los periódicos que lee, y casi siempre nefasto. Este sentimiento no tiene tanto que ver con el amor hacia su tierra y sus compatriotas como con el odio hacia los extranjeros y con el deseo de apoderarse de sus países.[...]
Consideremos, por ejemplo, la veneración de la bandera. La bandera es el símbolo de la capacidad marcial de la nación. Evoca batallas, guerras, conquistas y actos heroicos. A un inglés la bandera británica le sugiere Nelson y Trafalgar, no Shakespeare, Newton o Darwin.[...]
En todo el mundo occidental los niños aprenden que la mayor lealtad es la que deben la Estado del que son ciudadanos, y que es su deber hacia el Estado actuar según las instrucciones del gobierno. Y a fin de que no puedan cuestionar esta doctrina, se les enseña falsa historia, falsa política, falsa economía. Se les informa de los delitos que cometen otros Estados, pero no de los que comete el suyo propio. Se les induce a pensar que todas las guerras en las que ha participado su país han sido defensivas, mientras que las guerras en la que participan otros países son guerras de agresión. Se les enseña a creer que cuando, por alguna circunstancia, su país conquistó un país extranjero, lo hizo para llevar la civilización, la luz del evangelio, la moralidad, la ley, o cualquier otra cosa noble.
Si en una entrada anterior veíamos como la educación debe ser el instrumento para alcanzar la ilustración, aquí Russell nos advierte del lado oscuro de la misma. La educación puede usarse como una herramienta de adoctrinamiento y convertirse en algo tremendamente peligroso.
Otra diferencia es que el patriotismo moderado, como todo patriotismo su principal preocupación es su país y sus compatriotas. Pero esto no impide que también se pueda mostrar preocupación e interés por los habitantes de otros países, incluso en determinadas circunstancias se puede poner por delante la preocupación por los seres humanos en general antes que la preocupación por tu país y tus compatriotas.
Por ultimo, este patriotismo no es irracional y acrítico, más bien al contrario para apoyar el país no es suficiente con que sea tu país. El país debe demostrar que se merece ese apoyo y si en algún momento deja de merecerlo entonces se dejará de apoyar, es decir, no se busca un amor incondicional al país como en los casos anteriores, sino que más bien es un apoyo supeditado a un análisis crítico de lo que implica apoyar dicho país, si dicho apoyo va en contra de los ciudadanos del propio país, o de la justicia universal, o en contra de los ciudadanos de otros lugares o incluso contra la humanidad, entonces el país pierde automáticamente el apoyo del patriota.
Para saber más:
-Standford Encyclopedia of Philosophy: Patriotism