FILOSOFIESTA

HACIA LA FILOSOFÍA DESDE LA DIVERSIÓN Y HACIA LA DIVERSIÓN DESDE LA FILOSOFÍA

LLAMARSE A UNO MISMO.

Empecé esta experiencia en mi cuarto, tumbada en la cama y mirando al techo. En completo silencio en mi habitación, y me empecé a llamar de distintas formas. En primer lugar empecé a llamarme con serenidad, pronunciando muy bien mi nombre, con mucha calma y tranquilidad. Luego, comencé a llamarme un poco más ansiosa e impaciente, después ya con un poco de malhumor, y ya muy muy cabreada. Al poco, empecé a llamarme otra vez pero con voz cariñosa y tierna. Luego con voz de indignada y decepcionada, luego diciendo mi nombre muy fuerte, y luego muy bajito.

Me podría tirar como 15 minutos llamándome de todos los tonos posibles que existen, hasta que ya fue como que me di cuenta, como que desperté y deje de hacerlo.  Era un tanto extraño estar llamándote a ti mismo y que por eso no había contestación. O eso creía. Pero si, si que la hubo. Cuando de ultimas me llamé, ya cabreada y un poco ida de la cabeza, me contesté: ¿QUÉ?

Fue algo un tanto extraño, ya que llamarse a uno mismo y que al final de tanto darnos la tabarra a nosotros mismos, ya cansada contestase. Me sentí muy rara, era como que mi nombre había perdido todo su sentido y como que yo no sabía qué hacer, hasta que contesté ese: ¿QUÉ?. Después de responder, no dije nada, simplemente seguí tumbada en mi cama, mirando al techo, y pensando en profundidad el por qué pasaba que si yo me llamaba a mí misma, al final, dentro de los minutos que hagan falta, por qué al final me contesté.

Yo creo que es el mismo efecto que tenemos cuando alguien nos llama muchas veces repetidas y ya hartos de oír a esa persona le respondemos bruscamente. Pues yo creo que eso fue fruto de mi mente, que actuó como si fuera alguien quien me llamaba hasta que al final contesté yo.

Cuando terminas de realizar esta experiencia, te sientes un poco raro, porque claro, has estado como quince minutos tú solo en completo silencio llamándote cada segundo por tu nombre hasta que llega un punto en el que te vuelves completamente loca y tienes que responder si o si porque si no te da algo.

Después de estar un rato y contestarme ¿qué? Me paré a pensar y seguí un rato más. Me llamé de otras formas distintas, más exigente, menos.. Bueno de muchas formas distintas, hasta que ya empecé a notar un gran vacío en la habitación y en mí. Me empezaba a sentir rara, como que no tenía sentido lo que estaba haciendo, como que era un poco absurdo, y me empecé a reír. Después seguí llamándome, hasta que antes de perder la cabeza me dije: ¿Qué quieres? Y fue justo ahí cuando no sabía qué responder, no sabía qué decir ni de qué manera, no sabía qué era lo que quería.

Pero lo que sí que sabía y que sentía era un gran vacío en mi nombre y en mi.

Así que por unos minutos me sentía bastante rara.. Me levanté de mi cama, me senté al filo y me quedé pensando en por qué me pasaba eso, pero, bajo mi pesar, no encontré una respuesta. Así que nada, me fui al salón a sentarme en el sofá y ver la tele, pero no podía concentrarme en ver la tele si no en seguir pensando un por qué de esto que me acaba de pasar.

Visitas: 118

Fotos

  • Añadir fotos
  • Ver todos

FILOSOFIESTA MÓVIL

Miembros

© 2024   Creado por Fernando López Acosta.   Tecnología de

Emblemas  |  Reportar un problema  |  Términos de servicio