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HACIA LA FILOSOFÍA DESDE LA DIVERSIÓN Y HACIA LA DIVERSIÓN DESDE LA FILOSOFÍA

Si es que estarías dispuesto a renunciar a algo....

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¿A que estaría dispuesto a renunciar a cambio de qué?
La pregunta, en primer término, parece sencilla. Pero si nos paramos a pensar, la pregunta en sí tiene su miga. Es mucho más compleja de lo que parece a simple vista.
Renunciaría a todos estos 18 años vividos desde el colegio, para poder ser más feliz. Renunciaría a tener un pasado, renunciaría a tener recuerdos de ese pasado. Renunciaría a que mis actos, hasta la fecha, tuvieran consecuencias. Renunciaría incluso a mis mismos sentimientos, tan complicados y contradictorios. Renunciaría de mí mismo, tal como soy ahora, si fuera necesario. Necesario para forjarme un nuevo yo.
Renunciaría a mi hiperactividad que tanto agobia y pone incómodos a los demás. Renunciaría a mi misma voz si fuera necesario, para dejar de monopolizar las conversaciones y llevarlas a mi terreno, al menos a ser tan parlanchín y así, hablar menos y escuchar más. Así la gente siente que sus ideas y sentimientos son tomados en cuenta, por lo cual, también renunciaría a mi impulsividad, que me hace parecer a veces un estúpido descarado, sin educación y sin sentido común. Renunciaría a mi exceso de energía que tanto agota a las personas de mi entorno y que incluso, a veces me pone en entredicho. Renunciaría a la ambigüedad de mi actitud: a la hora de las presentaciones, a la hora de relacionarme son tan sociable como el que más; pero a la hora de la verdad me cuesta integrarme, y pongo una barrera invisible entre yo y el mundo, y es entonces cuando me siento un estorbo y una persona fuera de lugar. Entonces me quedo mirando a un grupo con el cual relacionarme, con el cual sé que puedo tener una acogida más o buena, porque ya me han hablado y a la vista parece que me han aceptado. Se acercan a mí, me hablan y compartimos impresiones, lo normal que se suele hacer tanto en actividades extraescolares como en horario lectivo. Pero cuando me toca mover ficha, me quedo ahí parado, como un pasmarote. Miran y yo pienso: “Dios, aquí parado piensan que soy retrasado o algo, que hago, ¿me acerco o no? ¿Y si me dicen que me he acoplado de mala manera, como me pasó aquella vez en el pueblo, con ese grupo de esnobs norteños venidos a menos, que, se acercaron a mí, me dijeron que me juntara con ellos sin ningún problema, y que cuando dejé de interesarles, me mandaron a paseo y sin dar más explicaciones que “es que chico, te has acoplado con nosotros de mala manera” Y entonces cedo ante la presión y me marcho del lugar, con la misma o incluso mayor vergüenza que cuando estaba ahí, parado, mirando con la cabeza gacha y cara de tonto, y sintiéndome el ser más raro de la tierra.
Si, ya se lo que me vais a decir todos. ¡Que esta es una página de filosofía, y no un foro de terapeutas online! Pero todo tiene su razón de ser.
En primer lugar, renunciaría tan solo a ese recuerdo con tal de relacionarme de la manera más sana y normal posible con los miembros de mi entorno. E incluso he pensado en apuntarme a teatro, pero no lo se, de momento no lo tengo tan claro, de hecho lo temo. Pero quizás así se me “cure” esta timidez tan tonta. Además, me gusta el teatro desde que tengo uso de razón. No estoy enfermo, no, eso es lo único que tengo claro ahora mismo. A ver, ¿acaso de todos los que estamos aquí no hemos sufrido trauma alguno en la vida, o no tenemos algún miedo o algo que no nos haga ser realmente lo que queremos ser, o mostrarnos ante los demás como realmente somos? Temo que con estas palabras se descubra mi identidad, total, el “tontito” de Lechuso siempre ha sido un “sin luces” y un inocentón.
Ahora mismo estoy tan tenso, tan tenso que podrían tirarme un cuchillo a la espalda que no se clavaría, doblaría el acero de su hoja. (No lo intenten, que esas cosas duelen) Estoy escuchando un tema apropiado a la situación, “Blood of Emerald” de Gary Moore, que habla de eso mismo, de sobreponerse ante la adversidad y de ser un superviviente, y sobre todo viniendo de él, un muchacho por aquel entonces, procedente de Belfast, que ha vivido en sus propias carnes o ha presenciado los horrores de la eterna guerra entre católicos y protestantes, y de la organización armada IRA, una organización o grupo paramilitar de la República de Irlanda.
Me he vuelto a desviar el tema, y estoy hablando de temas que no vienen al caso. Disculpen, pero no quería dejar pasar la oportunidad de dar un punto o toque cultural a la respuesta.
Ahora entonces diréis, “este tío está muy volcado, muy ido de la cabeza”, e insisto que todo tiene su sentido, su razón de ser.
Y en segundo lugar, y sin dar más rodeos, quiero explicaros un poco la importancia de la filosofía en mi vida. Durante años he estado leyendo desde libros de autoayuda hasta libros de filosofía, buscando a la desesperada la solución a todos mis males, centrando mi atención en los de filosofía. No me ha servido para nada, puesto que las respuestas a veces no están en boca de los autores, que dan su percepción personal de la realidad, si no en tu propio interior. No me ha servido de nada, al menos hasta ahora.
Todo lo que he aprendido de todo ese vasto material, y con la ayuda de las experiencias, preguntas, cartas y demás, me ha servido para sacar todo lo que había en mi interior y que llevaba arrastrando durante casi dos décadas de mi existencia. La filosofía tiene ese poder, no solo de encontrar respuestas racionales ante la realidad, si no de sacar el verdadero yo, de dentro hacia afuera, como un buen terapeuta ayuda a sacar los “demonios interiores” de su tan perdido paciente en la consulta.
Y toda esta parrafada, ¿qué? ¿Para qué? Muy sencillo.
Renunciaría a todo lo que soy, todo lo vivido y todo lo que he hecho hasta ahora por dejar de vivir sin miedo. No hay nada más terrible que el vivir con el miedo pegado a tus talones, con la tensión constante agarrotando tu espalda todos los días, con el nerviosismo ocupando todas las horas de tu existencia.
Ahora me temo, que con la “tontería” de sacar los “demonios interiores” y de sacar “el verdadero yo” acabe por delatarme por completo.
Y si es así, me pregunto, ¿no era mejor vivir con el miedo al que tanto estoy acostumbrado? ¿Qué es lo que tengo que perder con todo esto? Pues sí, tengo cosas que perder, y una de ellas era la de pasar como un fantasma por el instituto, sin pena ni gloria, sin preocupaciones por lo que puedan pensar de mí, y sin tener que preocuparme de mirar a mi espalda y hacia los lados constantemente, temiendo que alguien, una vez más, quiera jugármela. Y al final, en vez de encontrar la paz que tanto necesito y la comprensión de los demás (eso es, posiblemente, lo que ganaría si dejo mis miedos atrás) me encontraba siendo objeto de mofas, burlas, e incluso insultos y malas pasadas. Tonto de mí, ¿siempre he de ser como un libro abierto? Porque mostrarse tal cual, tiene sus pros y sus contras, pero eso es lo que me atemoriza, los contras, como si éstos últimos ganaran más peso, cada día y con más fuerza. El miedo es el auténtico abusón en todo esto, pero lo que temo es que se materialice y acabe pasándolo mal el resto del Bachillerato. Es un riesgo al que hay que estar dispuesto, y no sé si estoy dispuesto a correrlo, a jugármela una vez más, y que una vez más, acabe perdiendo. Pero claro, también podría ganar muchas cosas si dejo el miedo atrás.
La cuestión a toda esta pregunta es, si estoy o no estoy todavía preparado para enfrentarme al hecho. Espero, si al menos mi situación no cambiara, seguir siendo el fantasma al que algunos saludan u otros no, pero que tan siquiera nadie, hasta la fecha, se acerca para conocerlo de vedad. Sería un alivio por mi parte que siguiera siendo así, no se si me veo capaz a renunciar al miedo.
Y mucho me temo que estoy solo en todo esto.

Yo sería capaz de renunciar a todos mis bienes materiales a cambio de que mis padres y mi hermana encontrases un trabajo lo suficientemente bueno como mantenernos a la familia y yo poder seguir con mi carrera educativa. Es una decisión un poco difícil lo admito, y suena al imposible, lo sé, pero tal y como están las cosas, se respira tal aire de desesperación por mantener el equilibrio económico en la familia que sería capaz de renunciar al uso de mi ordenador para usos que no fuesen educativos, a mi móvil si no es para estar localizado por mi padres o en caso de emergencia, mi play station, al ipod, a la psp, a la gameboy, mis guitarras, mi colección de discos, etc, por tal de que ese aire cambiase y volviese a ser ese que antes se respiraba en el que todo iba bien y no teníamos ninguna necesidad vital como poder llegar a final de mes con la nevera medio llena.

                Muchos dirán que es incierto, que no sería capaz de hacer eso, pero cuando conoces a la señora desesperación, entiendes tantas cosas, que serías capaz de hacer lo que fuese por ayudar a tu familia, son momentos duros, asique, o nos apoyamos todos en todos, o la familia se cae, es así de simple, no tiene más ciencia, sin apoyo no bienestar, sin bienestar no hay familia, sin familia… no hay nada, nada, ni apoyos ni gracias ni comida ni dinero, absolutamente nada.

                Propongo un experimento, pasemos un mes con tan solo el sueldo de un parado, 450 euros, en un piso, pagando de alquiles 150 euros, agua, luz, teléfono, y por supuesto, comida, nosotros solos, ¿seriamos capaces de aguantar? No lo creo, ¿nos daríamos cuenta de la realidad de este país? Muchos si, la mayoría, ignorantes, no se darían ni la más minima cuenta.

                Volviendo al tema de rechazar algo a cambio de algo que haga lo que llamamos el bien, si no hacemos nada por cambiar algo, qué no vamos a pasar ¿la vida entera viviendo debajo de un puente y pidiendo por las calles del suizo en búsqueda de chatarra que a mi es lo que me da de comer. No es que piense que es una soberana estupidez, pero, quitemos de nuestra vida todo el bien material, quedemosno solo con lo necesario, lo justo para vivir sin problemas, asi nos daríamos cuenta de cómo es realmente la sociedad de este país y como tratan de solucionarlo todo, son guays como dicen ellos, no, guay es el que se entrega en manifestaciones cambiando su trabajo y el sueldo de ese día por su derecho de protesta, eso si que es un buen cambio, no cambiar un día de huelga en el que en vez de ir a defender nuestros derechos como ciudadanos nos vamos de botellón o nos quedamos en casa mientras otras personas lo hacen por nosotros y asi ya si eso conseguiremos algo. Pues no señores, ese justo el cambio que no vale, el de me quedo en casa, renuncio a un día de formación academica por rascarme la barriga a dos manos en el sofá de mi casa mientras juego a la play y otros defienden mis derechos por mi, asi no se llega a ninguna parte, asi no, o defiendes, o no protestes, para protestar por eso te callas, porque no tendrías tu derecho a protestar.

                Antes que nada decir que no creo que alguien renunciase a algo material suyo por el bien de otra persona, a no ser que esta se lo devuelva mas tarde, y nada más, asi es como respondo  a esta pregunta, os toca responder.

¿Renunciar a algo a cambio de qué?  Esta pregunta es realmente difícil de responder, porque yo pienso que a la hora de responder esta pregunta todos nos volveríamos muy generosos al decir que  renunciaríamos a muchos de los bienes que tenemos, pero a la hora de llevarlo a cabo y ponerlo en práctica, eso ya es mucho más difícil y no creo que todo el mundo que diga que estaría dispuesto a renunciar a muchas cosas a la hora de la verdad no creo que fuera capaz de lograr ese objetivo.

Si yo tuviera que renunciar a algo, renunciaría a las millones de cosas que tengo que no son necesarias, por ejemplo… ropa que ni siquiera uso y que está en el armario con la etiqueta puesta, también podría renunciar a muchos zapatos que tengo y nunca me he puesto porque o no me gustan, o han pasado de moda o no son de mi talla, etc. También podría renunciar a comer tanto, por ejemplo, podría privarme de la merienda y el segundo desayuno y esa comida destinarla a gente que realmente la necesita y no tiene nada que comer, ni un mísero trozo de pan para llevarse a la boca. En las circunstancias que yo vivo, puedo decir que soy totalmente privilegiada porque tengo de todo, y más o menos mis padres me dan casi todos los caprichos que quiero (que son muy pocos) porque según la situación económica de mi familia no está la cosa para derrochar dinero; pero, sin embargo, no soy una persona que desperdicie las cosas, porque en mi casa somos tres hermanas y de diferentes edades, entonces podemos aprovechar la ropa de unas para otras; es por eso que yo estoy acostumbrada a compartir y realmente no me costaría mucho renunciar a algunas cosas.

Hablo sobre todo de cosas materiales, porque sé perfectamente que no sería capaz de renunciar al carió que tengo de todos mis seres queridos y a la amistad y relación afectiva que tengo con cada uno de los miembros de mi familia, novio y amigos.

Tengo que ser totalmente sincera, jamás renunciaría a las cosas que no son materiales, porque para mí son imprescindibles y creo que ninguna persona podría deshacerse de este tipo de cosas.

¿A cambio de qué renunciaría  a todas estas cosas?

Pues sinceramente, si todas las cosas materiales que estaría dispuesta a renunciar fueras destinadas para las personas realmente necesitadas y que necesitan ayudas de los demás para vivir, renunciaría sin duda y sin pensármelo dos veces y por supuesto, sin pedir ni esperar nada a cambio; porque son personas sin recursos, que no tienen nada y que ellas mismas no tienen culpa de encontrarse en la situación en la que se encuentran. Por lo tanto, si tuviera que renunciar a algo, no sería capaz de pedir nada a cambio, porque se supone que lo hago de manera voluntaria y porque quiero ayudar a los demás, y obviamente, no sería capaz de pedirle nada a cambio a una persona sin recursos que no tiene nada.

Esto sería la parte material de la que no pediría nada a cambio, pero de la parte afectiva ya sería otra cosa.

Hay mucha gente que tiene falta o que es pobre de valores y de cosas no materiales, como por ejemplo: los sentimientos, el cariño de una familia, el afecto de los demás, el sentirse querido por alguien o simplemente saber que alguien se preocupa por ti. Hay muchas personas que careces de estos valores o de estos privilegios, porque yo, personalmente los considero privilegios ya que son muchos más importantes que las cosas materiales; porque la ropa, un móvil, unos zapatos, etc, no pueden darte cariño ni te puedes escuchar cuando estas mal, sin embargo una persona que sepa escucharte ya que realmente se preocupe por tus problemas si merece la pena tener.

Por esto mismo yo no estaría dispuesta a renunciar a este tipo de cosas, pero sí estaría dispuesta a dar de mí  esos valores para las personas que los necesitan (que quizá no son las personas pobres de materiales, pueden ser esas personas que tenemos al lao día a día y que pueden ser muchos más pobres que los negritos de África), a estas personas yo sí estaría dispuesta a darles mi atención, pero por supuesto recibiendo algo a cambio; nadie le da cariño a nadie si ve que esa persona no se preocupa en darle cariño, es decir, si el cariño no es recíproco, la persona que mas da es la que antes se cansará porque no recibe nadie de la otra persona.

Pantera Negra.

Yo estoy dispuesta a no contarle mis penas a mis seres queridos, sobre todo a aquello que ha ellos le afectan más a ellos y que cuando me hablan de ello se me viene el mundo encima, me aguanto las lágrimas y sonrió por fuera aunque por dentro tenga el alma hecha pedazos, pero lo hago para no entristecerlos y que ellos sufran menos.

Estoy “cambiando” mi actitud para que todo lo malo que digan de mi no me importe y yo siga mi camino con una sonrisa en la cara e intentando alegrar la vida a los que siempre han estado y los que los que están ahora, y lo hago porque cuando hago reír a alguien me siento especial por un segundo porque que se que esa persona se olvida por un momento de sus preocupaciones y problemas.

Muchas veces he perdido mi orgullo para perdonar a personas y darles varias oportunidades, aunque fallaron y me hieren pero pienso que merecen varias oportunidades ya que todos nos equivocamos y le fallamos a los que queremos, y a veces lo hacemos sin darnos cuenta de lo que hacemos o decimos pero luego te paras y piensas si te merece la pena perder a esa persona o luchar por ella. 

Estaría dispuestísima a renunciar a muchas cosas por mi familia y tambien he perdido muchas cosas por ella pero no me arrepiento de nada, porque ellos alumbran mi vida y me apoyan en todo lo que hago y me dan todo su amor, por ellos he dado toda mi paga para ilusionar a los más pequeños y no pierdan esa inocencia y admiración por todo, he dado mi tiempo para mimarles, apoyarles, cuidarles, aconsejarles sobre muchos temas, ha ayudar a que se valoren y a veces he perdido hasta mi felicidad por ellos sobre todo cuando nos decimos cosas sin pensar en lo que decimos y lo que herimos, pero estas ya se sanaron y no cambiaría nada  de lo he que vivido con ellos, cada uno de ellos me han enseñado mil y una cosa, y yo estoy educada con unos valores preciosos (al menos para mí), gracias a ellos me he levantado con fuerza cuando me había caído y no podía más pero era pensar en ellos y tener ganas de luchar con todo mi alma y he superado muchas cosas gracias a ellos, y por esos esenciales en mi vida.

Tambien daría lo que fuera por mis amigos, que son mis compañeros de camino y quiero que nuestras vidas estén unidas para siempre, ya que ellos son muy importantes parara mí, yo siempre los intento ayuda, los escucho, aconsejo, animo, le hago sentirse especiales, le demuestro que pueden confiar en mí y  que yo siempre los ayudare a todo lo que esté en mis manos para hacerle felices y tambien le demuestro lo que los quiero y que ellos son especiales para mí y les doy calor en mis brazos.

Desde pequeña tengo claro que renunciare a mi tiempo, a cambio de ayudar a los niños que más lo necesiten, siempre he pensado en ayudar a los niños de África con todo lo que pueda entregarle y hace unos 4 años conocí la enfermedad que me arrebato a una persona muy especial y a que en honor de él y de muchas personas que lucharon contra el cáncer, yo quiero contribuir a ganarle la batalla a este y sobre todo a los niños que sufren esta enfermedad y me encetaría ayudar a que tenga una infancia feliz como yo la he tenido, y por eso quiero ser voluntaria en el hospital sobre todo en la zona infantil.

Contraria a mi tentación de responder con el poema de Gustavo Adolfo Bécquer: “Por una mirada, un mundo; por una sonrisa, un cielo; por un beso... yo no sé qué te diera por un beso.” Y dejar el resto a la imaginación, esta el hecho de que tengo que responder con 650 palabras, así que al lío.

Realmente, aunque cualquiera pudiera responder a esta pregunta, yo creo que nadie la podría responder realmente. Me explico. Si tu respondes, por ejemplo, que estas dispuesto a renunciar al estado de bienestar, por tener unas condiciones de libertad relativa, o incluso sustituyendo este estado de bienestar por algo lo cual no tienes ni idea de que es (ejemplo que se nos ha planteado en clase), realmente no esta claro si serías capaz de renunciar a dicho

privilegio.

Ademas, con esta pregunta me doy cuenta de que muchas veces nos precipitamos en este sentido, y muchas veces noe equivocamos, y muchas otras ese sacrificio es en vano porque podriamos haber obtenido ciertas cosas sin la necesidad de ningún tipo de sacrificio. Claro que estos ejemplos son más facilmente aplicable a términos materiales. Por ejemplo, si sacrificas salir un día con tus amigo, y con lo que te ahorras te compras un libro, pero resulta que al dia siguiente te regalan el mismo libro, o cuando renuncias a hacer ciertas tareas para realizar otras, pero las que mas esfuerzo y tiempo te han llevado, al final no se corrigen.

Por otra parte, y hablando en un plano mas “idealista” por llamarmlo de alguna manera, supongo que todo el mundo se regiria por unos mismos criterios a la hora de elegir (en el caso de que tuviera que hacerlo) a que se renuncia y a cambio de qué.

Personalmente, yo buscaria siempre verme beneficiado, aunque sin perjudicar, y en ocasiones beneficiando tambien a la gente que me importa. Aunque esto suene un poco egoísta creo que todo el mundo debería de tener un poco de amor propio para primar su beneficio y el de quienes le rodean, y no el de personas que llevan una mascara detras de la cual ocultan sus verdaderos intereses hacia ti.

Por ejemplo, si tienes que renunciar a tener una familia a cambio de ser inmensamente rico, de manera que nunca mas tendras que preocuparte por el dinero, yo no lo aceptaria, por que realmente, dejando aparte la afirmacion “el dinero no da la felicidad” (con la cual no estoy de acuerdo) no te merece la pena quedarte completamente solo en el mundo a cambio de “x” dinero. De igual forma, si yo tuviera algo muy valioso y se me ofreciera por ello unagran cantidad de dinero que podría compartir con mi familia o invertir como yo deseara, sin duda, la aceptaría, ya que supondría un gran beneficio, tanto para mi como para la gente que me rodea. Por último, hay que tener en cuenta que “no hay mal que por bien no venga” es decir, que (aplicado a estos ejemplos) si tu renuncias a algo pudiera ser muy bueno para ti (en este caso el dinero) el destino siempre nos acaba trayendo algo bueno.

En definitiva, no se 100% seguro todo lo que estaria dispuesto a sacrificar, ni a cambio de que, pero lo que si se es que no sería nada de lo que me pudiera arrepentir, por lo mal que me sentiría si hubiera hecho algo que realmente no quería hacer y que además podría atormentarme durante el resto de mi vida.

¿A qué estarías dispuesto a renunciar a cambio de qué?

 

Como persona no me gustaría renunciar a nada en esta maravillosa vida pero pensando si que hay algún que otro sueño dentro de mi cabeza. Mi gran sueño es ser jugador profesional de futbol sala. Empece mis primeros pinitos de futbol sala cuando era pequeño, estaba aún en la guardería, yo como cada sábado iba a ver el equipo de mi hermano, siempre estaba pegado a mi padre y al entrenador, ellos no lo sabían pero yo estaba deseando que Edu le dijera a mi papá Juan dile a Pablo que salga un poco al campo, ese día llego, el entrenador dijo “hay que descansar a un jugador y no tenemos cambios, sacaremos a Pablo” ese día fue uno de mis mejores días, yo  el peque iba a salir al terreno de juego con los niños mayores me pusieron una camiseta de uno de los jugadores era mi preferido a parte de mi hermano, allí estaba yo jugando con mi hermano y lo hice bien al menos eso me dijeron desde entonces mi vida a girado en torno al futbol sala. Mi primer equipo se llamaba Salesianos, eramos muy pequeños y ese año siempre perdíamos, ganamos solo 1 partido pero no pasaba nada, mis padres me decían ya os tocara ganar y así fue el siguiente año eramos prebajamines de Salesianos que ilusión con nuestras camisetas nuevas mi nº era el 10, empezamos la competición y todo lo mal que fue el año anterior, ese año iba hacer diferente empezamos ganando yo me decía será suerte pero no era suerte era trabajo y esfuerzo así que partido tras partido nos fuimos consolidando lideres de la clasificación, hasta llegar a la final de temporada fuimos campeones eran nuestras primeras medallas de oro que ilusión en el cole hasta los mayores nos decían máquinas. Subimos de categoría y en nuestro equipo había nuevas incorporaciones Rocio y Marío que era portero, ese año Edu ya no me entrenaba se hizo cargo de nosotros mi padre. Empezamos con toda la ilusión del mundo los mayores nos decían que si ganábamos la liga iríamos a Copa de Andalucia que sueño eso solo lo conseguían ellos, para nosotros solo era eso un SUEÑO. Comenzamos la liga el 1º partido comenzamos perdiendo 0-3. Pero tras una 2ºparte impecable conseguimos remontar a final empatamos, los siguientes partidos los ganamos todos fuimos campeones y fuimos a Copa de  Andalucía eso para un jugador es lo más grande vivido y allí estábamos nuestro equipo luchando por ganar mirabas a las gradas y veías a todos los padres incluida mi madre animando y sufriendo a la vez.

Todas esas vivencias era un buen preludio para lo que conseguimos ganamos 6 ligas seguidas fuimos 6 veces a jugar Copa de Andalucía llegamos a jugar la final de la Copa de Andalucía, aunque la perdimos fue una experiencia inolvidable convivir con compañeros de otro Club luchar por ganar un campeonato no lo conseguimos quedamos  segundos pero estuvimos a punto. Pero quedaba sorpresas por llegar Rocío, Samu y yo fuimos llamados por la selección Andaluza mis sueños se iban transformando en realidades, yo Pablo jugando el campeonato de España como lo disfrute y lo sufrí a la vez porque el deporte es injusto por naturaleza. En la actualidad juego en el división de honor del Motril sigo teniendo la misma ilusión que el 1º día que me pusieron esa camiseta de Salesianos. Mi ilusión es jugar en un equipo de 1ºDivision eso es mi sueño y renunciaría a una cosa muy importante para mí. Mi familia tendría que irme lejos ya no podría despertarme e ir a buscar a mamá para acostarme con ella, no vería a mi padre en la grada con la cara blanca cuando fallo o el orgullo cuando marco un gol y se lo dedico ó a mi hermano que es mi apoyo incondicional, lo tengo para todo lo que me hace falta, lo mismo me explica las mates  que es mi talón de Aquiles o me grita desde las gradas “Pablo eres el mejor” , esas palabras calan en mi alma y me gustaría triunfar en el futbol-sala  primero porque es mi vida y segundo para ver esa cara de orgullo en cada uno de los miembros de mi familia, pero perdería convivir con ellos el día a día pero valdría la pena si llegara algún día.

 

 

 

 

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