HACIA LA FILOSOFÍA DESDE LA DIVERSIÓN Y HACIA LA DIVERSIÓN DESDE LA FILOSOFÍA
Etiquetas:
Creía que estaba a loca y era la única que se sentaba a esperar que pase el tiempo.
Lo interesante de esto es que, cuanto más esperas, más notas el peso del tiempo, de la vida y del mundo en general sobre ti. Las ideas se acumulan y se embota la cabeza. Demasiadas cosas en las que pensar, porque ellas también esperan a ser pensadas, pero no son pacientes. Enlazas sentimientos y profundizas en tu vida, te torturas a ti mismo con errores que ya ni siquiera tienen sentido. Vagas por los caminos de tu mente, a su merced, porque ya no es la razón quien te guía, sino el impulso que cogiste, el que te hizo comenzar a esperar.
¿Y qué esperas? Esperas la nada, espera que llegue el momento para poder dejar de pensar. No sabes lo que esperas, ni de lo que estas haciendo, ni de aquello que te pusiste como meta a corto plazo, ni siquiera de la vida. Pero esperas, porque aún queda algo de fe que te dice que quizás mañana sea el día, el día en que la felicidad decida llamar a la puerta.
Y cuanto más sentimental eres, más duro se hace pensar, no la espera en sí. La espera se convierte en unos segundos de sosiego del alma antes de adentrarse en su más frenética actividad. Y cuanto más piensas, más te inunda la pena, el dolor y las lágrimas contenidas. Es entonces cuando los sentimientos opuestos se encuentran y luchan, dentro de ti, como si su terreno de batalla fuese: quieres llorar solo, pero desearías que alguien venga a abrazarte; quieres ser feliz pero la pena puede con ello; te sientes débil y quieres ser fuerte.
Llegado el momento te aguantas a ti mismo, y mucho menos a la vida, al reloj que pasa los minutos como si fuesen horas cuando quiere. Llega un momento en que sabes que ya nada hay que te retenga en esta vida, porque has comprendido que tu alma está lista para irse, y tú no le tienes miedo al proceso. No temes al mundo. Y, como si de un sueño te despertases, sales reforzado de aquella experiencia, sabiendo que pase lo que pase estás tranquilo, en paz contigo mismo.
Esta es una experiencia curiosa. Al hacerla, me he dado cuenta de una cosa. El tiempo pasa, y cobra factura en cada uno. Pero se ve muchas veces como los ancianos o gente mayor se quejan mucho mas del paso del tiempo que cualquier joven. Y yo creo que esto tiene una explicación.
Si tu simplemente esperar sin hacer nada, de lo único que estas atento es de ver cómo pasa el tiempo a tu alrededor. Como no tienes otra distracción, solamente puedes estar pendiente de cómo pasa el tiempo y del efecto que este tiene.
Sin embargo, si mientras esperas a que pase el tiempo te pones a hacer otras cosas, como leer, escuchar música, hablar con alguien,etc hasta que no paras de hacer esa cosa no te das cuenta de que ha pasado el tiempo, ya que has estado pendiente de esa cosa y te has olvidado por completo del paso del tiempo.
Esto lo podemos aplicar a nuestro día a día. Cuando uno es joven, tiene unas ganas de vivir enormes, de hacer todo aquello que le gusta, pero tambien tiene la responsabilidad del colegio. Por ello, un joven cuando no esta estudiando, esta practicando un deporte, saliendo con amigos,etc. Es decir, que entre el colegio y las ganas de vivir todo lo que pueda no tiene tiempo para pararse a mirar el paso del tiempo y contemplarlo.
Conforme uno va creciendo, en la mayoría de los casos, parece que esas ganas de vivir van diminuyendo. Un adulto, por ejemplo, tiene que dedicarle tiempo a su trabajo y a su familia. Y si luego le sobra algo de tiempo, se lo dedica para él. Por ello, tampoco tiene mucho tiempo para pararse a contemplar el paso del tiempo y como este va afectando a todo.
Conforme este adulto envejece, la familia va disminuyendo, ya que los hijos se van, y en el trabajo se jubila. En resumen, que cuando ya es un viejecito, tiene demasiado tiempo libre, por lo que el tiempo que no se dedica a él mismo, si que puede dedicarselo a ver como ha pasado y pasa el tiempo y como nos afecta.
Por ello, cuanto mas mayor es una persona, es más consciente del paso del tiempo y de como este afecta a todo.
Esperar sin hacer nada.
Sí, algunas vez todos nosotros nos hemos quedado en Babia o en los en los mundos de yupi, como dice mi profesor de inglés. Podemos observar esto en una clase cualquiera, por ejemplo, en 1º BH un martes a última en clase de filosofía,…jajaja. Todo el mundo suele desconectar, podríamos decirlo así, de este mundo para ir al suyo, en el que nadie interviene ni te dice lo que tienes que hacer. Sólo tú y tus pensamientos. Otras veces nos quedamos sentados en algún sitio sin hacer nada, esperando quizás a que pase algo interesante. Muchas veces estos actos son consecuencia de otros muchos que realizamos a lo largo del día. Puede ser cansancio acumulado del resto del día o quizás simplemente sueño. Yo soy uno/a de lo/as primero/as que en su cuarto espera sin hacer nada; la verdad es que no sé si esto será bueno o malo pero lo único que sé es que cuando tengo problemas y tengo que pensar en éstos o tengo que tomar decisiones sobre algo importante que tengo que pensarme mucho, quedarme sin hacer nada reflexionando o sin pensar directamente, es decir, quedarme con la mente en blanco me ayuda bastante ya que así me alejo del mundo y puedo decidir más fácilmente lo que debería o no hacer o lo que está bien o mal. Hay días en los que puedo estar sentado/a sin hacer nada, en los que estoy continuamente ahí parado/a sin pensar en nada o pensando en todo durante horas.
Ya sé que aprovechar el tiempo es muy importante, que el tiempo es oro,… pues me lo dicen mis padres, profesores, etc. Pero a medida que me voy haciendo más mayor, me voy dando cuenta de que el tiempo es realmente importante, no lo digo porque nos hacemos mayores, sino porque cuando ya eres mayor o sabes que estás llegando a tus últimos días, te arrepientes de no haber sabido aprovechar ese tiempo tan preciado que anteriormente desaprovechabas o malgastabas. Esto se ve reflejado en personas de longeva edad o que ya han vivido muchas experiencias que muchas veces nos dicen “Si pudiera volver a tener tú edad qué de cosas haría…” por ésta razón tendría que emplear mejor el tiempo, y repartirlo en todas las cosas que quiero y debo hacer, porque “hay tiempo para todo” y es que resulta verdad porque si todos los trabajos de filosofía los hubiese subido cuando mi madre me lo decía no estaría el último haciendo uno por hora y podría estar leyendo o haciendo alguna otra cosa; pero claro en lugar de hacer trabajos me quedaba ahí parado/a sin hacer nada malgastando el tiempo como el/la que más.
Mi opinión al respecto de esta experiencia (esperar sin hacer nada) antes era buena, ya tengo claro que a veces puede ser buena o mala según las consecuencias que podamos tener; porque si es para reflexionar porque lo necesitas o algo por el estilo, vale que pueda ser válido, pero si va a ser para no aprovechar el tiempo es mejor que te regañen, te adviertan o te des cuenta tú mismo porque así en un futuro quizás no muy lejano te puedas sentir orgulloso o decepcionado dependiendo o si has sabido o no usar tú tiempo correctamente, ya que así podrás recordar todas las cosas de las que has podido disfrutar gracias a tus padres que te supieron aconsejar desde un principio.
Yo misma me doy cuenta de que hay veces que me he cabreado por no poder hacer algo que en el presente me hubiese gustado realizar y, que por mí propia culpa y no haber trabajado un poco más en el pasado, no he podido. Por lo que aconsejo al que lea esto que se deje de tonterías y que aproveche el tiempo todo lo que pueda, que lo exprima totalmente; porque así en el futuro será más feliz y se sentirá mas orgullosos de sí mismo.
FILOSOFIESTA por Fernando López Acosta se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.
© 2024 Creado por Fernando López Acosta. Tecnología de