FILOSOFIESTA

HACIA LA FILOSOFÍA DESDE LA DIVERSIÓN Y HACIA LA DIVERSIÓN DESDE LA FILOSOFÍA

Tal vez pueda resultar aburrido, e incluso demasiado fácil. Por eso no me queda más remedio que recomendaros hacerlo. Comenzad despacio, o rápido y cuando ya estéis en el quinientos os quedará la mitad, ¿o no? ¿que no íbais por el quinientos? pues a empezar de nuevo. Tal vez algún truquillo os servirá. ¿que no podéis estar tanto tiempo concentrados?. ¿seguro?

Visitas: 1217

Respuestas a esta discusión

Ayer estuve contando hasta mil. Empecé muy bien, pero cuando iba por más de la mitad, mi inseguridad surgió y me pregunté: ¿seguro que no me he dejado ningún número?. Entonces empecé de nuevo, pero a medida que iba contando mi concentración iba decayendo y volvi a caer en lo mismo de antes. Entonces empecé de nuevo pero concentrandome mucho más. A cada número que avanzaba, el proceso de contar hasta mil se me ibahaciendo más pesado y cansino. Primero conté del uno al quinientos lentamente y luego del quinientos al mil rápido y la verdad es que concentrandome lo conseguí pero quedó en mi un dolor de cabeza insoportable. Luego lo hice a la inversa, es decir, del uno al quinientos rápidamente, y del quinientos al mil lentamente y la verdad es que se me hizo menos pesado pero me costó más concentrarme. Después de esta experiencia filosófica me di cuenta que con el poder de la mente se pueden hacer muchas cosas y que para hacer algunas de ellas, hace falta estar muy pero que muy concentrado. La verdad es que me quedé impresionado por el poder de la mente. Me dí cuenta de que si no te concentras en lo que haces, la mayoría de las veces te sale mal. Cuando acabé de contar, me dió la impresión de que había perdido muchos unos minutos de mi vida, los cuales los podía haber utilizado para hacer algo más interesante como, por ejemplo, estar unos minutos en la calle con mis amigos, estar unos minutos más jugando a la videoconsola o estando unos valiosos minutos disfrutando de mi familia. La verdad es que me pregunté muchas veces: ¿pero para que sirve esto? y la respuesta no encontre. Luego llegué a la conclusión de que no servía para nada y que solo fue una perdida de tiempo. También me dí cuenta de la cantidad de cosas que estarían sucediendo en el mundo, ya fueran buenas o malas, mientras que yo estaba contando hasta mil. Puede ser que alguien hubiera muerto en ese periodo, que alguien estuviera agonizando de dolor, que alguien estuviera pasando hambre o que alguien estuviera llorando por la muerte de algún ser querido. Lo mismo que podrían estar pasando cosas malas tambien podrían haber estado pasando cosas buenas ,como llorar de alegria, la boda de alguna persona, el nacimento de algún niño, la recuperación de alguna enfermedad, etc...Todo eso podría haber estado pasando en ese momento. La verdad es que no hay gente que aprecia los minutos que tenemos para vivir y yo, no lo entiendo. La verdad es que cuando estemos pasando unos minutos buenos en nuestra vida debemos de apreciarlos y pensar en los minutos malos que están pasando otras personas. Debemos apreciar estos minutos porque la vida es muy corta y debemos aprovecharla y disfrutarla al máximo. La verdad que esta experiencia me ha hecho reflexionar mucho, sobre todo en la existencia y en la mente de las personas. ¿Cómo puede ser que mientras yo estuviera en un mundo de número, alguien se podría estar muriendo y yo tan tranquilo?. La verdad es que es incrible como el mundo de todas las personas está unido pero a la vez tan separado. ¿Cómo puede ser que seamos tan distintos pero a la vez tan parecidos?, ¿cómo puede ser las personas seamos tan inocentes y no nos estemos dando cuenta de lo que ocurre en el mundo en el que vivimos?. Al final en lo único en lo que pensamos en en nosotros mismos y pasamos de la gente que vive en otros continete o incluso en nuestro propio pais. Debemos de apreciar cada instante de nuestra vida y disfrutarla ya que son cuatro dias y cuando uno llega al la vejez seguro que se arrepiente de no haber vivido la vida mejor. En fin, tenemos que vivir en este mundo y en en esta vida wue nos ha tocado, de la mejor forma.
Empezaré diciendo que acabo de terminar y no pensé que me iba a servir para algo. Comencé a hacerlo por la sencilla razón de que estaba aburridísima. Empecé despacio, vocalizando cada número, sin prisa, pero sin pausa. Al llegar al cien, no sé muy bien por qué, aceleré un poquito. Sobre el 219 me perdí, no sabía si eran 209, 219 o 229, así que tuve que comenzar de nuevo.
A lo lejos se oía a mi padre viendo la tele, y pensé que en algún momento abriría la puerta para decirme algo, pero lo cierto es que durante toda la experiencia, la puerta se ha mantenido cerrada. Sobre el 500 tuve que parar a beber agua, pero continué, cada vez más y más rápido. Mi mente, a la vez que contaba números, pensaba: "Seguramente sonará el messenger, y me desconcentraré, o me hablará alguien, o..." pero nada de eso ha sucedido, así que yo he seguido contando. Sobre el 900, en mi cara iba apareciendo una sonrisa, como diciendo: "Ya queda poco, ánimo".
Al finalizar, suspiré aliviada. Pero de repente, una serie de pensamientos invadieron mi cabeza. ¿Por qué he apagado la música para hacer esto, si yo he pensado siempre que aun con música me puedo concentrar? ¿Es casualidad que nadie me haya interrumpido? Mientras yo he hecho esto... ¿Qué estaría haciendo la persona en quien no dejo de pensar? ¿Habría pensado, aunque fuese fugazmente, en mí?
¿Y el resto del mundo? ¿Qué estaba haciendo? ¿Habría alguien contando? ¿Coincidiríamos en algún número?
Puse la música, y sonó una canción que me recuerda a esa persona tan especial, y mi corazón latió con fuerza. Acto seguido, se comenzaron a conectar personas en el messenger, y yo estaba aún más alucinada, pues parecía que habían estado esperando a que acabase de contar para no hacer ruido y distraerme.
Pero mi mente fue más allá. Mi tía, que venía de viaje hacia aquí debido al puente... ¿Habrá sentido que el tiempo que ha transcurrido mientras yo contaba era muy corto o muy largo? ¿Y mi abuela? ¿Estaría pensando en su pasado, dándole vueltas y vueltas a su cabeza? En ese momento recordé a aquellos seres queridos que no han podido estar aquí en este corto tiempo en el que yo contaba, ellos no han podido hacer nada en ese momento. Pero al igual que ellos, la gran cantidad de personas que han hecho demasiado y no han podido parar, bien por miedo, bien porque sus vidas dependen de ello. Hablo que esas personas a las que llamamos “del tercer mundo”.
Pero no solo ellas. En esos momentos, alguien ha podido pasar de la vida a la muerte en un instante. O lo contrario, una feliz madre ha dado a luz a su hijo. Una pareja podría estar casándose, o divorciándose.
Ha podido producirse un robo, o descubrirse algo que cambie el rumbo de la humanidad. Son santísimas cosas las que han podido suceder en este corto espacio de tiempo… y eso me ha hecho recapacitar. ¿Qué estoy haciendo yo con mi vida? Me levanto, voy al colegio, vuelvo a casa… lo hago todo con monotonía. Y la de gente que le gustaría estar en mi lugar. Desperdicio mi tiempo, dejando que pase mientras yo no hago nada, me quedo con la mente en blanco, y me paseo por mis mundos de yupi. ¿Eso es lógico, o soy la única que piensa que eso es, literalmente, una pérdida de tiempo enorme?
Es decir, que podría estar haciendo otras cosas, pero por flojera, por dejadez… por lo que sea, no lo hago. Y no, no puede ser así.
Creo que a través de esta experiencia, aquí propuesta, voy a empezar a pensar más en el tiempo que dejo pasar mirando las musarañas, y ocuparlo en otras cosas más productivas, de provecho. Y dejar a un lado esos pensamientos que me rondan, del tipo: “¿Servirá de algo esforzarse tanto?” A partir de ahora, voy a ser (o al menos, a intentarlo) una persona nueva.
Hoy he contado hasta mil, cosa que nunca he hecho porque pensaba que iba a requerir mucho tiempo y efectivamente me lo ha requerido, al principio me lo tomé con desgana, ya que estaba aburrido y no sabía qué hacer, así que empecé a contar, para así poder realizar este trabajo. Desde los primeros números a la mitad aproximadamente me resultaron fáciles y no tuve mucho problema en llegar hasta ellos y pensaba que era una tontería esto, que iba a ser muy fácil y que dentro de nada terminaría habiendo alcanzado con éxito y a la primera los mil; pero siguiendo aproximadamente por la mitad, mi mente empezó a tener dudas, las cuáles no sé por qué surgieron, a lo mejor por inseguridad, por ganas de terminar pronto, porque me imaginaba cosas como que haría después de una cosa tan sencilla… no sé cosas así y me perdí, ya no me acordaba por el número que iba, ni si me había saltado alguno, si había llevado la operación hasta ahí con éxito sin haberme saltado alguno, no sabía nada y ya que no lo sabía con exactitud, vuelta a empezar desde el principio, desde el cero hasta el mil, cosa que me dio mucha rabia porque piensas que ibas por la mitad y debido a unas tontas dudas en tu mente, ya no te acuerdas por donde ibas, si lo hacías bien o mal, debido a eso me dio mucho coraje volver a empezar, porque veía el final cada vez más cerca, y ahora lo veía como más lejos, porque si al principio a lo mejor no empecé con muchas ganas, el tener que empezar por segunda vez desde cero, me provocaba menos ganas y menos entusiasmo que la primera vez, de modo que vuelta a empezar, al principio pensé que despacito y con buena letra; ya que no hay prisa porque si voy rápido y me desconcentro, debería de empezar otra vez desde cero, por lo cual habría perdido tiempo, por el contrario si como he dicho iba despacio y con buena letra, tardaría a lo mejor más, pero a la larga menos, porque no corro el riesgo de equivocarme una segunda vez por las prisas y por las bullas, así que en verdad salía ganando y debido a mi primer error, me lo tomé muy en serio y como un reto para mí, ya que no quería equivorcarme más y me lo tome como algo personal.

A la segunda vez también me equivoqué pero fue la última, ya que solo pensaba en números, muchos números, los que dejaba atrás los que iban delante y una vez llegué a pensar en la hora que era y en el tiempo que me podía quedar para terminar y poder escribir lo que estoy escribiendo, esto fue la consecuencia final que me llevó a reiniciar y empezar esta experiencia desde el principio, es decir desde cero. Pensé una vez más: ‘’ ¡Dios mío desde cero!’’ pero ya me lo tomé con muchísima más seriedad.

Dicen que a la tercera va la vencida, pues efectivamente, a la tercera fue la vencida, porque lo conseguí, me límite solo a pensar en el número siguiente al que decía solo en eso, el tiempo en general ya no me importaba, porque me lo tomé como algo serio y era una meta que quería alcanzar por ello, despejé de mi cabeza todos aquellos pensamientos inútiles en ése momento y me concentre única y exclusivamente en lo que estaba y en mi meta: ¡que era alcanzar el número mil! Fue algo en un momento difícil, pero después no lo fue tanto y creo que aprendí algo con ésta experiencia y es que si quieres conseguir algo, piensa con todas tus fuerzas en eso y no dejes que te distraigan otros pensamientos y si crees que puedes, ánimo y adelante que nada es imposible y seguro que lo consigues.
En una pausa para descansar de estudiar, pensé que era buen momento para hacer esta experiencia. Intenté concentrarme lo mejor que pude y comencé. Al principio, antes de contar, pensé que tardaría poco tiempo en contar, total son números y se cuentan rápido. Fije mi vista en mi pared, y sentada en la silla, empecé despacio y con tranquilidad. Los primeros cien números los dije muy deprisa, sin darme cuenta de ellos. Poco a poco, la tranquilidad inicial se fue convirtiendo en desesperación, y al llegar a los 200, empecé a decirlos lo más rápido que pude. Había veces que se me atragantaba alguna cifra de lo rápida que la decía, pero sin dejar de estar concentrada, continué. Iba por el 277 cuando me surgió una duda: ¿había dicho el 267 ya o me había confundido y con las prisas me había ido ya al 277? Entonces retomé la anterior cifra que había dicho y era el 276. Menos mal, no tenía que retroceder. Con la vista aún clavada en mi pared para evitar desconcentrarme, seguí con mi recital de números. Ya iba por el 300 cuando me entró mucha sed. ¿Que hacer? ¿Me aguantaba hasta terminar o iba a por mi botella? ¿Y si el simple hecho de salir de mi cuarto me desconcentraba y hacía que tuviese que empezar desde el principio otra vez? Pero pensando que si no bebía, quizás me picase la garganta dentro de poco y la tos me interrumpiría, me levanté y fui a por mi botella. Evitando pensar en otra cosa que no fueran los números, anduve centrada en seguir con ellos y llegué hasta la cocina. Menos mal que estaba yo sola. ^^ Rápidamente me fui con la botella a mi cuarto y la deje al lado mía, por si me entraban ganas de beber más adelante. Ya iba por el 360 cuando no se porque, pensé que tan solo me quedaba hasta el 500. No se el porque de este lapsus, pero la cuestión es que llegué hasta el 400 pensando que tan solo me quedaban 100 números, cosa de la que pronto me di cuenta y supe que todavía no había llegado ni a la mitad. Tal fue el desánimo que me entró porque aún me quedaban 600 números por decir, que de nuevo comencé a decirlos muy rápido, a pesar de que a veces los pronunciaba bastante mal. Por fin llegué a los 600 y poco a poco me animé, ya que ya había dicho una mitad. Había tardado casi 5 minutos en decir los 500 primeros números, por lo que aún me faltaban otros 5 más. El 600 lo dije rápido y sin distracciones, con ganas de llegar pronto al 700. Y así fue, llegué a éste, y como vi que ya me quedaba poco, los dije más despacio, articulando mejor las cifras. De vez en cuando hacía una pausa de segundos para coger un poco de aire, y continuaba. El fin estaba tan cerca, ya casi lo podía tocar con mis manos, que me llené de entusiasmo y seguí, esperando acabar por fin con aquella experiencia interminable. Por fin el 800 era el número al que llegaba y con las ansias de poder acabar ya, de nuevo aceleré. En el 850 tuve algunas pequeñas dudas, pero las superé y no tuve que empezar de nuevo. Si hubiese tenido que empezar de nuevo, me hubiera rendido y no lo habría hecho. Parece ridículo que unos simples números consigan cansarte, pero es verdad que cuando te poner a contarlos, la paciencia se te va. Y ya el 900, ese esperado número al que quería llegar fuera como fuese. Los dije lo más rápido que mi voz me permitía y cuando ya iba por el 995, dije las últimas cifras despacio y articulándolas bien. El 1000 sonó en mi habitación y la alegría llegó de nuevo a mí: por fin había terminado. Parecía interminable pero no imposible. Por fin lo había conseguido. No me había costado mucho pero había sido verdaderamente algo desesperante. Lo primero que pensé al terminar era que no me había servido para nada y que había sido una pérdida del tiempo de mi descanso, pero bueno, todo en esta vida se debe probar ¿no?
Contar hasta mil ( experiencia)

Dios que coñazo de experiencia mira no tengo tiempo para empezar a contar hasta mil , por que me muero de aburrimiento , ademas si empiezo me pararía y siempre tendría que empezar de nuevo y eso seria muy peña , ademas siempre que empezamos ha contá siempre queremos acabar pronto y es por eso que aveces parece que se nos va la respiración y tenemos que respirar muy fuerte por que si no , nos morimos y no nos gustaría muriendo contando los números ademas mil es un numero muy grande ; nos cuesta llegar asta ha cien , también habría que pensar quien hoy en día cuenta , nadie solo los niños y por que están aprendiendo ; ademas si te dispones ha hacerlo se te hará como una escalera de mil pasos y cada que te equivocas o te paras tendrías que empezar de nuevo , por eso es un verdadero pedazo contar , ademas vas ha perder tiempo de tu vida maravilloso , en contar unos numero que casi no utilizas en tu vida , ademas el mil es un numero elevado y muy pequeña parte de los infinitos que hay , ademas te puedes cansar o ir demasiado rápido y no alcanzar nunca la meta , que eso es lo peor que te puede pasar en tu vida , quedarte a mitad , por eso en los numero es también que lo termines como un objetivo , por que seria una minó recompensa personal , poder conseguir alcanzar un objetivo , lo malo es que sea algo muy absurdo , como contar , pero , intentemos lo , para poder conseguí cosas absurdas en tu vida ; al final y al cabo eso es lo menos que podemos hacer en esta vida , conseguir objetivos , casi siempre suelen venir unos detrás de otros , son objetivos que que algunas veces no te impones tu si, no que te lo impone el ritmo de existencia , que son cosas que nadie , nada te lo imponen , pero tu tienes que hacerlo , pues lo de contar es exactamente lo mismo , un objetivo que tendrías que hacer , pero tu no sabes , que no tienes ninguna obligación de realizar lo . Contar es una tarea que se lleva haciendo desde hace muchísimo tiempo en la historia para siempre temas relacionados con el dinero o cantidad de algo , que subconsciente esta relacionado con el dinero , ademas siempre buscamos números altos , por que nos ayuda ha ver mejor la vida cada vez que el numero sea alto con relación al dinero que te dan , pues siempre es bueno . Al contrario de si es para deber que ha nadie le gusta . Pues igual con los números cuando empiezas ha contar que es un petardo , pero si te pones y al consigues llegar al final pues te gustara esa sensación de haber conseguido algo, ademas si queremos por lo menos si podemos estar concentrado pero siempre en algo que nos beneficia en nuestra persona pero de verdad , cuando queremos si podemos concentramos pero si podemos perder la fácilmente , cuando nos viene a la mente otro pensamiento . Ademas dudo que para los pocos momentos en que nos concentremos nos pongamos a contar hasta el numero mil y para que en el camino nos perdamos y volver ha empezar , por que por que somos muy vagos
En el domingo de este fin de semana, cuándo aproveché para ir a dormir me acordé mucho de esta experiencia y me dije.. ¿Porqué no realizarla?. A ello fui, eran sobre las 11 menos cuarto de la noche, me tumbé y empecé a contar…. Seguía y seguía contando iba por el 343 y miré el reloj, pero tras haberme despistado un poco ya no sabía ni por el número en cuál me quedé porque seguía contando pero me paré a pensar…. ¿ si estaba en el 343 y ahora voy por el 360, es muy difícil que haya contado tan rápido o no?. Por lo tanto, decidí comenzar de nuevo allá sobre las 11 y cuarto de la noche. Pues bien comencé de nuevo y como es normal, intenté poner un poco de más atención a no distraerme tanto… pues bien cuándo ya iba más o menos por el 500 empecé a pensar en las niñas, los amigos, que si las novias que si me quiere o no y todas esas cosas… Cuándo pensé en todo esto no me había dado cuenta de que había parado de contar y por lo tanto no pude volver a retomar para volver a contar por el número que me había quedado contando. Con una tremenda desesperación porque ya no me salían las cosas, me decidí plantear una cosa. Primero para hacer esto, sería conveniente estar relajado, pero mi mente no me dejaba , miré el reloj y ya eran las 12 de la noche, sin darme cuenta el tiempo se me había pasado volando y por mi cabezonería tenía que seguir intentándolo hasta que lo consiguiera, me dije a mi mismo “ no te rindas”.
Pues bien tan decidido a hacerlo y a no rendirme, volví a contar…..contaba….contaba y contaba sin parar, no pensaba en otra cosa. Más o menos acercándome al 780 mi mente estaba ya, bastante cansada y sin darme cuenta y sin querer se decidió a agobiarse y a pensar en que “mañana estarás cansado”, pero no sólo eso , también me hizo pensar en cómo estarán todos mis amigos, los familiares que apenas veo, en que estarán emitiendo en la tele y lo más curioso… es que cuando me di cuenta de que paré de contar “sin querer, claro” pues mi mente sabía que estaba contando pero me decía que había muchísimas más cosas en las que pensar y preocuparse y no por eso deberíamos de agobiarnos. Pero ¿sabes cuál fue la última pregunta que me surgió? Sinceramente la última fue ¿ habrá alguien en este mundo haciendo exactamente lo mismo que yo, en el mismo caso , la misma situación, la misma hora?¿lo habrá o no?
Pues bien yo pienso que esto es difícil de contestar, pero según lo pienso yo en ese momento habría más de uno haciendo lo mismo que tu y le habrá pasado lo mismo que tu, contando números, estrellitas u ovejas. Por lo tanto pienso que no soy el “único que está realizando esto” y no me considero extraño de la misma manera.
Así pues esta experiencia filosófica me ha enseñado a darme cuenta de que… “por muy fáciles que parezcan las cosas, en realidad no los son”, no confundáis la “cara con la cruz de una moneda”, es decir que una cosa tan sencilla como esta para otros y como ya he dicho, para mí mismo es muy difícil porque al final te pierdes. La mente necesita actividad y no solamente estar concentrados en una cosa sola. La conclusión que saco anteriormente, pienso que va también, relacionada con la “concentración” que es muy importante, pero desde mi punto de vista como ya he comprobado es dificilísimo concentrarse en una sola cosa y las personas que lo hagan, pues tienen una ventaja muy grande porque de verdad cuesta bastante creerlo pero es así. Ahora solo me queda deciros, que intentéis hacerla porque está muy interesante y nada… pues sin más a contar números, estrellas u ovejitas…
Cuando se dijo en clase de hacer esta experiencia pensé que iba a ser un latazo porque si te equivocas o te pierdes tienes que empezar desde el principio...
Y me dije para mi misma: "Buah, ahora tener que contar hasta mil con lo que tengo que estuidar...es una pérdida de tiempo"
Pero al llegar el jueves a mi casa y al ponerme a estudiar, me resultaba muy complicado concentrarme en Historia, ¿qué hice?Me acordé de lo que habíamos estado viendo en Filosofía el día anterior y me acordé de la experiencia: contar hasta mil.
Me lo pensé dos veces antes de empezar, pero...No era por diversión. lo tenía que hacer para ver si así podía concentrarme.
Me llevó bastante rato al principio porque cuando iba por el doscientos y pico, me perdía...No sabñia cuál era el siguiente número..Así que tuve que empezar otra vez desde el uno.
Otra vez el roolo de ir contando para perderme de nuevo..
Hasta que al cabo de un rato (cuando ya me había perdido tres veces) me di cuenta de que si iba con esa mentalidad, de pensar "que rollo, otra vez" o de "buah,yo no lo hago, total..Para perderme.."
Así me iba a resultar casi imposible llegar hasta el mil.
Después de mi reflexión, empecé poco a poco, sin correr demasiado, porque aunque me sepa todos los números, si los voy diciendo sin hacer caso ninguno, al final me pasará como al principio...
Así que ya iba por el doscientos, doscientos uno, doscientos dos... hasta que llegué al quinientos.
Ahí ya me costaba un poco más, hasta que al final, me perdí.
Ya no me mosqueaba porque tuviera que empezar otra vez con los mismo, esque ya me enfadaba porque quería llegar al mil.
Porque después de que había perdido tanto tiempo para la experiencia, no conseguirla..
Me puse otra vez, uno, dos, tres, cuatro...y llegué al mismo número en el que antes me había perdido, cogí aire y lo pensé dos veces hasta decir el siguiente, y el siguiente, y el siguiente...
Llegué al mil, bastante cansada, por cierto.
Y esque después de ese "juego" para que me ayudara a concentrarme, me tocaba estudiar que era peor...

La verdad es que esta experiencia es muy dificil realizarla, el otro día rcién levantada me puse a pensar y digo voy a cntar hasta mil, empecé y la verdad es que bien, de vez en cuando se me iba la cabeza y empezaba a pensar en todo, en lo que haría, en todo lo que tenía que hacer ese día, pero todo eso sin dejar de contar, cuando ya iba por el 602 o así, me di cuenta de que iba contando hacia atrás y digo ¿Hola?, ¿qué hago?, bueno pues tuve que empezar desde el principio. intente cncentrarme al máximo pero otra vez empecé a pensar en que había hecho el dia anterior, que me diría mi amiga hoy,... y otra vez volví a contar haci atrás.

Volví a empear otra vez y sí me concentré, empecé hasta el 300 más o menos a contar con lentitud, y a partir de ahí conté mucho mas rápido hasta el 700, luego me cansé y volví a contar otra vez más lentamente hasta el 1000

Me tiré por lo menos 20 minutos contando bien todos los números y acabé con un dolor de cabeza que tuve que tumbarme a descansar.

Con esta experiencia me he dado cuenta de que es muy dificil estar totalmente concentrada por lo menos un cuarto de hora o 20 minutos,tienes que intentar olvidarte de todo, concentrarte en lo que estás haciendo y pensar que ya queda menos, que ya estás acabando.

Lo importante es no agobiarte, porque al agobiarte piensas en otras cosas y al fnal acabas olvidando que tienes que terminar de contar y cuando te das cuenta otra vez a empezar.

Esta experiencia es la primera vez que la hago y te puedo asegurar que la última, me siento impotente de no poder llegar al final, pensar que pasa el tiempo y que no llego y que tienes que empezar de nuevo, pff es muy agobiante.

A las dos veces de empezar pensé en dejarla pero dije,no, tengo que hacela y terminarla y aunque me tire una hora tengo que acabarla.

De buenas a primeras mientras contaba me dio por coger el móvil, para ver si me había llamado alguien, al mirar la llamada me acordé de esa persona que me llamó, de lo que estuve haciendo la tarde anterior con él, de la conversación que mantuvimos y de que yo tambíen lo tenía que llamar, bueno antes de eso me quedé por el 500 antes de empezar la primera vez de nuevo y cuando terminé de pensar en todo eso iba por el 600 contando hacia atrás, saltándome números y fue cuando dije: a empezar de nuevo.

La verdad es que después cuando lo cuentas te da risa porque dices con lo fácil que parece... pero no, en verdad cuesta muchísimo trabajo realizar esta experiencia y estar totalmente concentrada en ella.

Cuando acabé de acerla la cabeza me daba vueltas, sólo veía números y pense: ya no la hago más.

La verdad es quecuando empezaba de nuevo me empazaba a aburrir pero cuando de verdad lo conseguí concentrándome en el siguiente número que tenía que decir y a olvidarme de todo en verdad me divertí yo sola.

Lo que saco de esta experiencia es que tengo que aprender a concentrarme con más facilidad aunque a veces cueste mucho trabajo y mucho esfuerzo hacerlo.

Esta experiencia es bastante aburrida y difícil de realizar, no lo he conseguido a la primera. Acabo de terminar hace un rato de hacerla, y estoy incluso mareada de la concentración. Del uno al cuatrocientos cincuenta o así he ido muy rápido, sin parar. Me he echado sobre la mesa, con los ojos cerrados, en un intento de no distraerme mirando la pantalla del ordenador, la del móvil o incluso las paredes de mi habitación. Cuando he llegado a cuatrocientos cincuenta y algo he tenido que pararme un poco, pero enseguida he seguido contando. Hasta el número quinientos treinta o por ahí no he tenido ningún percance, he contado a una velocidad muy alta, aunque en algún momento he tenido que contar más despacio para no perderme. A partir de ahí he empezado a dudar de vez en cuando si me había saltado un número, pero a continuación me ha venido a la cabeza el número que creo que era (puede ser que me haya equivocado, no lo sé), así que he seguido contando. Cuando he llegado al seiscientos veinte estaba ya desesperada por acabar, incluso la mente me decía que dejara de contar, pero he conseguido seguir contando, no he parado en ningún momento. En el setecientos cincuenta o así me he hecho un lío, pero no sé cómo he conseguido acordarme de que iba por el setecientos cincuenta y seis y he seguido. Menos mal que lo he conseguido, porque ya que iba tan adelantada sé que si me hubiera perdido no habría sido capaz de volver a empezar. En el ochocientos diez o así, no recuerdo con qué número era exactamente, también me he bloqueado un momento pero antes de rendirme y después de pensar, he recordado por qué número iba y he seguido contando. Cuando iba por novecientos treinta, me he perdido. ¡Qué rabia me ha dado! Con lo poco que me quedaba… Me ha costado muchísimo, pero finalmente he decidido empezar de nuevo. Hasta el ciento cincuenta bien, pero ahí me he vuelto a perder, porque estaba haciéndolo sin ganas y con el enfado de haberme perdido antes cuando ya me quedaba poco. Ahí ya me he decidido a hacer todo lo posible por no desconcentrarme, he contado más lento para no perderme, y por fin lo he conseguido, aunque me ha costado mucho. Como he dicho antes, he acabado incluso mareada y con dolor de cabeza. Tengo muy claro que nunca más lo voy a intentar. Y ahora me pregunto el motivo de esta experiencia, es decir, para qué sirve. Supongo que hacer cosas como estas mejorará la capacidad de concentración o algo así. Si tengo razón en eso, a mí me haría falta hacer más cosas de estas porque soy muy distraída y me cuesta un montón concentrarme. De hecho, se ha visto muy claro en esta experiencia, ya que me ha costado mucho, me he perdido dos veces y he tenido que volver a empezar. Pero finalmente, lo he conseguido. A la tercera va la vencida, dice la gente. No tengo nada más que decir, y sé que no he escrito seiscientas cincuenta palabras, pero es que de verdad que no sé qué más contar sobre esta experiencia. Supongo que es mejor no llegar a seiscientas cincuenta palabras que inventarme cosas, así que aquí lo dejo.

     Sentada en mi habitación, sin nada que hacer y completamente aburrida comienzo a plantarme la idea de cómo debería ser la experiencia de contar hasta mil. Pienso en mil cosas antes de hacer semejante sandez y locura. Empiezo a contar números de forma continua, despacio, pensando en que no debo equivocarme porque, hablando claro, sería un verdadero latazo, tener que volver a empezar otra vez desde el número más victorioso de todos: el primero. Ese número que forma parte de mi número favorito y que simboliza el oro en las competiciones, pero que, cuando menos me lo espere, aborreceré con todo mi alma.

 

      Comienzan las equivocaciones habituales cuando ya me acerco al número trescientos, y otra vez, vuelta a empezar. Estoy un poco cansada, pero voy más despacio, para no tener que volver al principio. Pero me vuelvo a equivocar, esta vez, en un número cercano al ciento cincuenta. Mi cabeza, ha volado fácilmente a otros pensamientos y mundos diferentes, y es ahí donde reside mi error. Retrocedo y pienso con la cabeza bien fría: Cánovas, si quieres hacerlo bien, ¡concéntrate! Intento no pensar en nada más que acabar con la pesada experiencia de contar hasta el número mil, pero comienzo a equivocarme de nuevo y mi paciencia va llenando su vaso propio. Mis principiantes y notables nervios inician una batallan contra la paciencia que cada vez agoto y el nerviosismo se apodera del campo de la imperturbabilidad. Este hecho hace que comience a enumerar más rápido, lo que implica la consecuente y repetitiva equivocación. Mi paciencia se va agotando cada vez más y en vez de pensar en ponerme a contar de nuevo, me pongo a pensar en la impotencia que se apodera de mí.

 

       En mi imaginación, se desarrolla la imagen cómica de unos números animados, con colores muy llamativos, con caras jocosas, alegres, riéndose de mi incapacidad para concentrarme, haciendo la experiencia más desagradable. Entre esos números, colmados de ironía y festividad, aparece el gran número uno, dorado, lleno de aires de prepotencia, con cara de muy pocos amigos, con una sonrisa muy poderosa y victoriosa, con el ego subido hasta las más altas nubes. Se va acercando hacia mí, pero se va parando por el camino cuchicheando con los demás, hasta que se para ante mí y me dice con una amplia sonrisa dominadora: Vas a tener que empezar de nuevo.

 

      Entonces, mi odio hacia el número uno me domina por completo, pero consigo vencer la rabia y pensar con cabeza fría. Reflexiono sobre lo que me ha dicho ese gran tipo tan repelente y dominante y pienso por un instante, en que la mejor manera de callar a ese sujeto tan repugnante, será hacerle caso y comenzar a contar de nuevo.

 

       Los números fluyen de manera continua, sin equivocación alguna, despacio, recitando las cifras sin pausa, pronunciando todos los fonemas correctamente. Ya voy por el número quinientos, el ecuador de mi cifra final y la meta que debo alcanzar. Hace tiempo que dejé de pensar en los dichos números animados burlándose de mis capacidades y atisbo la imagen de mi número enemigo con una sonrisa torcida y ya sin esa chispa autoritaria que la caracterizaba. Yo misma me sorprendo y me regocijo en la satisfacción que me produce ver a mi contrario obteniendo las expectativas contrarias a las que él tenía planificadas. Me voy acercando a mi meta, pero nace en mí la sensación de miedo que me provoca la posibilidad de que me pueda equivocar y, seguidamente, ralentizo mi ritmo en la recitación de las cifras, hasta que por fin, y después de un tiempo prolongado, llego a mi cifra límite, el número mil.

Esta experiencia parece fácil hasta que lo haces.

Lo primero que he hecho ha sido irme a mi habitación sola, he cerrado la puerta me he fijado en un punto y he comenzado a contar. Al principio he ido despacio pero cuando ya me iba acercando al número cien he empezado a ir cada vez más lento conforme iba avanzando me costaba pronunciar los números después de casi darlo por perdido me lo he pensado mejor y sólo imaginarme que tendría que hacerlo de nuevo me he dado aliento mí misma y he proseguido con un ritmo más dinámico  e iba bien  hasta el número doscientos y pico , no recuerdo bien , el caso es que ha entrado mi madre en la habitación hablándome , y al contestarle he perdido la concentración  así que aunque me ha dado mucha rabia y he tenido que empezar de nuevo . He vuelto a comenzar pero con bastante menos entusiasmo que la vez anterior, ha pasado la frontera del número quinientos  a pesar de que ha habido ocasiones en las que me he distraído, he podido retomar la cuenta. La cabeza creo que ha dejado de pensar y he seguido contando inconscientemente como si fuera un autómata, en un momento mientras iba por el ochocientos me he parado y he pensado que hacía yo  contando hasta mil cuando hay muchas cosas más interesante y provechosas que hacer. ¿Por qué? ¡Vuelta a empezar! Con todo lo que ya llevaba caso lo consigo. En este tercer intento me he planteado seriamente el seguir con esta experiencia o cambiar a una menos desquiciante pero entonces me he acordado de lo que dijo el profesor de filosofía en clase que lo interesante era realizar aquellas que nos resultaran más difíciles. A sí que decididamente me ha levantado a por una vaso de agua y he vuelto a sentarme convencida de conseguirlo. Y he vuelto a empezar uno, dos tres, cuatro, cinco… Cada vez que la mente se distraía pensando en otras cosas me he obligado a seguir cien, ciento uno, ciento dos  ciento tres… Mis piernas han empezado a moverse frenéticamente haciendo que mi ritmo al contar se acompasarás a ellas. La cabeza ha empezado a dolerme y se me ha vuelto secar la garganta pero en el tercer intento he logrado llegar a la meta ¡¡¡¡MIL!!!!! Me he echado sobre la cama y he respirado profundamente.

La conclusión que saco de esta experiencia es que creo que no había realizado algo tan pesado ni aburrido nunca, en un primer momento no creo haber sacado ninguna experiencia positiva  de esto a parte de comprobar que soy una persona bastante impaciente. De todos modos ha sido muy gratificante conseguirlo y no haber dejado de intentarlo

 

Contar hasta 1000 de manera continua.
Al principio, me pareció algo bastante fácil, una experiencia, que podría hacer bastante rápido, y de la que no sacaría nada en claro, algo aburrida, una tontería por así decirlo, pero al fin y al cabo, una tontería fácil.
Pues no, ahora que ya la he intentado hacer unas cuantas veces, puedo decir que no, que no es nada fácil, que tal vez tampoco sea imposible, pero yo he fracasado, y no se puede decir que no lo he intentado porque si, y en distintas situaciones, pero tengo que decir que no, que en ninguna lo he conseguido.
Primero, lo intenté en mi casa, en mi cuarto, con la puerta cerrada, para evitar posibles distracciones, acabar rápido con la experiencia y yasta, pero no, los primeros cien números fueron bastante fáciles, los doscientos incluso también, pero no, ya a partir de los trescientos no pude seguir, es que me perdía, me quedaba de pronto con la vista fija, distrayéndome, con lo indistraible, con el gotelé de la pared incluso, es que no podía seguir, y ya que había conseguido llegar a los trescientos, y me perdí opté por dejarlo para otra ocasión, no me veía con animos de empezar de nuevo, estaba demasiado desilusionada.
Pues bien, pensé si en mi casa no funcionó porque lo hacía por obligación, así que llegué a la conclusión, de que necesitaba encontrarme en un contexto, en el que estuviese tan aburrida, que necesitase contar números para distraerme, un contexto, en el que incluso eso, me pudiese parecer más divertido que lo que me rodeaba, pero, ¿que contexto sería así? Pues bien yo lo encontré, en una clase, y no de filosofía, otra clase, en la que el profesos aburría hasta a las piedras, miraba a mi alrededor y veía compañeros durmiendo, otros, con un poco mas de suerte, con el móvil conectados a Internet, unos dibujando, otros tirándose cosas, pues bien, a mi se me ocurrió la genial idea de ponerme a contar hasta mil, y empecé,, comencé contando para mí, pero en cuanto llegué a trescientos veinte algo me perdí, así que comencé de nuevo contando en voz muy bajita, pero esta vez, fue gracias a mi compañera de delante, que, cuando iba por doscientos me interrumpió, me dijo ¿Qué haces¿ y me dieron ganas de matarla, pero no podía, me arriesgaba a que me mandasen un parte… así que se lo dije, le dije que estaba intentando contar hasta mil de manera continua, para lo de filosofía y al principio se rió, pero como ella también estaba aburrida, optó por estar pendiente de lo que yo hacía, pero esta vez al menos callada, así que yo, armándome de paciencia y con la intención de hacerlo esta vez del tirón comencé de nuevo a contar, y esta vez si que me iba bien, conté de manera continua hasta doscientos, y ya a partir de ahí me salía automático, de vez encunado iba cambiando el ritmo, haciendo musiquilla por así decirlo con los números, para no perderme, pero no, inevitablemente, llegué hasta seiscientos, seiscientos sesenta y algo, pero me volví a perder, ya no sabía si el seiscientos cincuenta me lo había saltado y ya, desanimada totalmente, por haber llegado tan lejos, y después de tanto esfuerzo no haberlo podido conseguir, opté por ponerme a tender a clase y dejarlo por imposible, y me di cuenta de que, después de haber intentado contar hasta mil, de manera continua, varias veces, incluso, la clase en la que estaba me parecía mas interesante, y después de no haber conseguido algo que me parecía tan fácil me sentí frustrada y le pregunté a mis compañeros si alguno lo había conseguido, y muchos, ni siquiera habían intentado hacer esa experiencia, y los que lo habían hecho, no lo habían conseguido tampoco, así que, al menos me sentí algo mas normal, pero seguiré intentándolo, en otra ocasión que no sepa tampoco que hacer para matar el tiempo volveré a contar hasta mil y esta vez lo conseguiré.

RSS

Fotos

  • Añadir fotos
  • Ver todos

FILOSOFIESTA MÓVIL

Miembros

© 2024   Creado por Fernando López Acosta.   Tecnología de

Emblemas  |  Reportar un problema  |  Términos de servicio